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Conflictos familiares y presiones: los motivos ocultos de la espantada de Juan Ortega

El torero cedió a las presiones de la familia de Carmen Otte y aceptó casarse pese a sus reticencias.

El torero cedió a las presiones de la familia de Carmen Otte y aceptó casarse pese a sus reticencias.
Juan Ortega | Gtres

Comienzan a salir a la luz los secretos familiares que explicarían la espantada que el pasado sábado protagonizó el torero Juan Ortega en su boda con Carmen Otte. El diestro decidió no casarse con la que era su novia desde hace diez años apenas media hora antes de que diese comienzo la ceremonia dejando a centenares de invitados a las puertas del templo de Jerez de la Frontera.

Ahora se conocen nuevos detalles que explicarían la decisión 'in-extremis' del torero y que señalarían a la familia de la novia como la culpable de las desavenencias de la pareja. Al parecer, desde el comienzo de su relación hace casi diez años, detrás de las decisiones de Juan y Carmen siempre han estado los padres de ella, en concreto el padre. Aunque al principio el torero aceptaba y cumplía los deseos y peticiones de su suegro, con el paso del tiempo se ha ido dando cuenta de la realidad de su relación.

Hace un año comienzan los primeros desencuentros entre ellos. Al parecer, los padres de Carmen Otte presionaron al torero para que pidiese matrimonio a su hija y este terminó cediendo. Consideraban que el diestro estaba tardando demasiado tiempo en pedir su mano. Esto derivó en una gran discusión que publicó este martes el programa TardeAR entre el novio y su suegro donde se recriminaban los distintos puntos de vista respecto a la boda: "No querrás tanto a nuestra hija cuando has tardado tanto en pedirle matrimonio", le dijo el padre de Carmen Otte al que iba a ser su yerno, a lo que este respondió: "Habéis conseguido que nos casemos cuando vosotros habéis querido y como vosotros habéis querido".

A comienzos del mes de noviembre, tras esta discusión con su suegro, Juan comienza a tener dudas de si es el momento de casarse con Carmen, algo que genera fricciones en la pareja. Sin embargo, parece que la novia siempre se ha posicionado del lado de su padre, mientras Juan se va dando cuenta de que se va a casar para satisfacer a su suegro.

Cuando apenas queda media hora para llegar a la iglesia, Juan llama por teléfono al sacerdote que iba a oficiar la boda y le plantea sus dudas. Este le anima a no seguir adelante con el enlace y finalmente, Juan comunica a la novia y a sus padres su decisión. Coge sus pertenencias y pone rumbo a Sevilla, a la casa en la que desde hace tiempo vive con Carmen, donde ha permanecido refugiado estos días tan convulsos.

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