
La estupenda y querida actriz Belén Rueda vuelve a reencontrarse en un estudio de rodaje con quien fue su segundo esposo, el muy reconocido guionista, productor y director Daniel Écija, de quien se divorció en 2004 tras quince años de convivencia, padres de tres hijas. Tras ese largo distanciamiento, estos días trabajan juntos en la serie Eva & Nicole, de ocho capítulos. Ella es ahí una muy activa dama, reina de las noches de Marbella en los pasados años 80, en tanto Daniel es el encargado de dirigirla. Todo, como puede suponerse, sin aparente tensión alguna entre ambos. Civilizadamente, que antes se decía en tales circunstancias. Su caso, sin que a estas alturas sorprenda demasiado, tampoco es corriente entre matrimonios o parejas que rompieron su vínculo. Cada uno rehízo su vida sentimental hace diecinueve años.
En lo concerniente a Belén Rueda, durante ese espacio de tiempo, mantuvo varios amores, diversas parejas que no le aportaron el equilibrio que buscaba. Hace escasos meses que rompió con la última de ellas, el piloto Javier Artime, después de una relación de cuatro años. La propia actriz ha confesado que ahora está sola, sin ningún amor a la vista. Ya se recuperará pues es mujer acostumbrada a superar momentos infelices, a sus cincuenta y ocho años.
Haciendo repaso de su biografía íntima, recordamos que María Belén Rueda García-Porrero, natural de Madrid, que desde los cinco años vivió largo tiempo en Alicante con su familia, se casó con sólo veinte años con un italiano llamado Massimo, por la Iglesia, pero a los dos años se separaron. Regresó ella a Alicante y le preguntó a su madre que por qué no le impidió casarse tan joven, a lo que ésta le replicó: "¡Hija, a ti no había manera de prohibirte nada!" Luego optó por instalarse en Madrid. Quería terminar la carrera de Arquitectura. Trabajó en una inmobiliaria, vendiendo pisos. Y pronto comprendió que lo suyo no era esa ocupación. Consiguió, tras unas pruebas, ser admitida como azafata de un concurso, "Vip Noche". Se emitía en Telecinco, producido por Globomedia, empresa audiovisual de la que eran propietarios Emilio Aragón (copresentador junto a Belén) y Daniel Écija. Éste, dirigía ese programa. Y se enamoró de su atractiva rubia presentadora. Iniciaron su relación en 1990 y tras quince años de vida en común decidieron casarse civilmente en 2003. Un año después, se divorciaban, después de tener tres hijas. Una de ellas, María, murió con once meses, víctima de problemas coronarios. Ello ocurrió en 1997. El dolor fue inmenso para la pareja. Sacó Belén fuerzas de donde pudo para continuar su carrera de presentadora y después actriz.
Con la serie Los Serrano, Belén Rueda logró el cariño de miles de espectadores, que seguían semana a semana la vida de una familia numerosa, encabezada por el personaje de ella y el de Antonio Resines. Belén dejó Los Serrano antes de que llegara a un imprevisto y abrupto final. Y desarrolló en la gran pantalla su gran talento tanto para la comedia como el drama. Y si no, piensen en dos películas, a modo de ejemplo, de las veinticuatro que ha rodado hasta la fecha, muestra de su buen quehacer interpretativo: Mar adentro y El orfanato. Aparte de unas cuantas más con excelentes críticas, bien recibidas por el público.
Conforme pasaba el tiempo e iba empalmando cinta tras cinta, Belén se emparejó, primero en 2008 con el empresario francés Roger Vicent. Tres años duraron juntos. En 2016 otro empresario, el leonés Diego Rodríguez, ocupó su corazón. Al año siguiente lo reemplazó otro, de nacionalidad argentina, de nombre Francis. Y en 2019 creyó haber encontrado en la figura de un joven piloto, Javier Artime, veintitantos años más joven, como "el hombre de su vida", confiando que ya cerraba su lista amorosa. Pero no ha sido así. ¿No ha tenido suerte en sus elecciones? ¿Por qué le han durado poco sus parejas? ¿Es que tiene un carácter difícil? No parece esto último: da muestras de simpatía, de afabilidad. Eso sí, la llaman "reina del grito", quizás exagerando un poco cuando interpreta a personajes airados o problemáticos.
Hubo un momento, en esos años de constantes películas, que Belén sufrió un ictus. De no ser por la rápida intervención de su hermana, que vivía cerca y llamó inmediatamente a un hospital, la vida de la actriz hubiera estado en el aire. Los médicos que la atendieron llegaron a la conclusión en su diagnóstico de que todo había sido consecuencia del estrés. Luego le descubrieron un aneurisma y le colocaron un "stent".
Se considera una mujer apasionada. Sin ser valiente ni llena de fortaleza interior, dice que las circunstancias de la vida la han situado en momentos en los que ha tenido que salir adelante a fuerza de coraje. No hay nada más que recordar cuando perdió a una de sus hijas, a poco de nacer. Se lleva bien con sus compañeros. Si acude a un festival, como recientemente le ha ocurrido en Sitges y Valladolid, recibe el calor de los espectadores. Se cuida mucho físicamente. Lucía tipo este verano en bikini. Trabajo no le falta. Su última película ha sido La ermita. Género del terror. Incorporando a una falsa médium que quiere ayudar a una niña a comunicarse con otra desaparecida hace millones de años. El aspecto de Belén Rueda, caracterizada en ese papel, es sorprendente en sus dos aspectos, el físico y el de su interpretación. Nada que ver, desde luego, con el de "Salomé", que representó en tiempos recientes en el Festival Clásico de Mérida. Una mujer que no resulta indiferente a quien la conoce.