
Paloma Rocasolano cumplió este lunes setenta y dos años, celebrándolo en la intimidad con su hija doña Letizia, probablemente también con su otra descendiente, Telma, en casa de ésta y quizás también con el novio de la protagonista del almuerzo, un empresario nigeriano con quien lleva de relaciones desde hace tres años. No ha trascendido que estuviera presente el rey don Felipe. Ni hay imágenes de tal celebración, por ser de carácter íntimo y familiar. Se presupone, dado el cariño que ha profesado siempre hacia sus nietas públicamente, que Paloma haya lamentado en su aniversario la ausencia de la princesa Leonor, que sigue sus obligaciones castrenses en la Academia General de Zaragoza, y la infanta Sofía, alumna en un colegio del País de Gales.
Paloma Rocasolano nació en Madrid el 15 de abril de 1952, nieta de albañil e hija de un ama de casa turolense y un mecánico madrileño, luego taxista, del que conocimos su carácter castizo y campechano durante los fastos de la boda de su nieta con el entonces Príncipe de Asturias. Republicano en su día, también Paloma. Ella marchó en su juventud a Oviedo, donde ejerció de enfermera, y allí conoció al periodista Jesús Ortiz, con quien matrimonió en 1971, cuando ella aún no había cumplido veinte años. Pareja feliz en su primera época, que alumbraron tres hijas: Letizia (en 1972), Telma, un año después, y la benjamina y desdichada Erika, nacida en 1976, que moriría trágicamente en 2007, cuando tomó una dramática decisión sobre su vida. Después de veintiocho años de vida en común, Jesús y Paloma decidieron separarse para en 1999 solicitar el divorcio.
Paloma Rocasolano, tanto cuando aún estaba casada con Jesús Ortiz como después, ya divorciada, vivió en modestas viviendas: en Vaciamadrid (piso al parecer conseguido por su filiación en Comisiones Obreras), y en Moratalaz. De nuevo soltera convivió con Letizia algunas temporadas, hasta que ésta se casó con el profesor de Literatura, el extremeño Alonso Guerrero, a quien había conocido cuando le impartía clases nocturnas en el Instituto Ramiro de Maeztu, de la calle de Serrano madrileña.
Como madre, Paloma estuvo siempre muy cercana a sus hijas. Residiendo sola en la capital en su piso del barrio obrero de Moratalaz, es cuando se produjo el enlace regio de su hija primogénita. Y esa situación la llevó a moderar su pasado sindicalista en los hospitales donde trabajaba, y a dejar su profesión de enfermera. Siendo siempre una mujer sencilla y discreta, jamás quiso aparentar nada salvo aceptar sus compromisos familiares y algunos institucionales, cuando hubo de estar presente en el bautismo de sus nietas o en recepciones donde como madre de la princesa de Asturias primero y luego de la Reina de España, era preciso que asistiera. Si los reporteros la inquirieron más de una vez en demanda de opiniones o interioridades palaciegas, puesto que visitaba con cierta periodicidad en la Zarzuela a su hija y nietas (de éstas se ocupaba sobre todo siendo muy niñas), Paloma Rocasolano se limitaba a sonreír y dar las gracias, simplemente: con la boca cerrada, eso sí.

Quiso en esa nueva vida matricularse en la Universidad. Por lo menos, supimos de un curso, creemos de Letras, y de una anécdota que llegó a publicarse, al trascender que en un examen fue conminada por el profesor de turno, que la sorprendió copiando, "chuleta" escondida en alguna parte de su vestido. La supuesta vergüenza que pasó es fácil de comprenderse. No se supo en adelante más nada sobre sus estudios, si los continuó o no.
Al margen de sus periódicos contactos con la princesa y luego Reina y sus nietas, Paloma Rocasolano daba la sensación de sentirse muy sola en su piso de Moratalaz. Algunos reporteros la sorprendieron saliendo de vez en cuando con un asturiano, de profesión universitaria, aunque ese rumor se apagó pronto. Y hasta que en 2021 llegó a su vida el empresario nigeriano al que citábamos al principio, no se le conocieron amores de ninguna clase. No así su ex marido, Jesús Ortiz, socio con un conocido paisano, también periodista y en tiempos locutor de uno de los telediarios, en una empresa de comunicación, que casó en segundas nupcias con su colega periodista Ana Togores.
El nuevo amor de Paloma Rocasolano se llama Marcus Tokuabon Brander, nacido en Ibadán, que es la ciudad más importante tras la capital nigeriana de Lagos. Desde 2019 dirige una empresa de importación y exportación, comercio al por mayor de café, té y especias. Ha vivido siempre entre el Reino Unido (Nigeria fue colonia británica hasta 1960) y España. Aquí, residió largo tiempo en Barcelona. Se había casado en Gerona con una catalana, tuvieron tres hijos, y después se divorciaron. En la actualidad, su aspecto es el de un hombre fornido, con escaso pelo, ralo, y barba y bigote cenicientos. Tiene cinco años menos que Paloma. Como quiera que ni el nigeriano ni Paloma han concedido entrevista alguna para hablar de su noviazgo, tras investigar cómo se conocieron, hemos sabido que es muy posible que fuera la actual pareja de Telma Ortiz, quien los presentara. Se trata del abogado y escritor Gavin Bonnar.
Los tres años que llevan de relación Marcus y Paloma (no sabemos si en convivencia) significan que son una pareja de cierta estabilidad, aunque ninguno de los dos haya dado a entender que proyecten casarse. Si así ocurriera, el empresario nigeriano se convertiría en padrastro de nuestra Reina. Suponemos que doña Letizia ya lo conoce, aunque no se hayan divulgado imágenes de esos posibles encuentros.