
No hay semana que no haya noticias relacionadas con Isabel Pantoja: desde la venta de Cantora a su inminente mudanza a Madrid; pasando por la negociación para que se haga una serie basada en su vida o la demanda de desahucio interpuesta a Junko para "echarla" de su casa, sin olvidarnos de la ruptura con una de sus grandes amigas, Mariló de la Rubia...
Ni a Isabel Pantoja ni a su hermano Agustín le hacen gracia estas filtraciones y buscan siempre preservar al máximo la privacidad de la tonadillera. Por eso la artista ha tomado una decisión drástica a la que hasta ahora se había resistido dando un voto de confianza a su equipo. Y es que tal y como ha contado Kike Calleja en el programa "Fiesta", Isabel ha impuesto a sus trabajadores que firmen un contrato de confidencialidad para acabar de una vez por todas con las filtraciones a diferentes periodistas que, como la propia Isa Pantoja asegura, tienen más información sobre su madre que ella misma.
Un acuerdo que la cantante habría obligado a aceptar a todo su staff de trabajo, y no solo a los más cercanos a ella -como su peluquero Antonio Abad o su maquillador Alberto Dugarte- sino también a los músicos de su orquesta o los técnicos, sin importar su rango o función. Desconocemos si este contrato también ha tenido que firmarlo Anabel Pantoja -la más activa en redes sociales del equipo de trabajo de la cantante- ya que a sus casi siete meses de embarazo ha decidido tomarse un respiro para preparar la llegada de su bebé.
Un contrato de confidencialidad en el que destacan 4 claves principales que se resumen en que no pueden pasar ningún tipo de información de todo lo que vean allí, ni de Isabel Pantoja ni de la gente que acompaña a la tonadillera, ni lo que se comente. Tampoco se pueden hacer fotografías ni vídeos, ni distribuirlos a través de ningún medio, incluidas redes sociales.
A pesar de que la artista lleva varios meses de gira por España, no ha sido hasta hace algunas semanas cuando la firma de este acuerdo se impuso a los trabajadores. Y algunos, según Kike Calleja, se habrían negado a firmarlo, de modo que sus trabajos correrían peligro si no lo hacen para el próximo concierto.
Como en todo acuerdo de confidencialidad habría una cláusula que dejaría claro que, de incumplir lo firmado, habrá una dura sanción en forma de multa, que es por un importe de 20.000 euros y que no habría hecho gracia a algunos miembros del staff de Isabel, que estarían consultando con abogados para ver qué tienen que hacer.