Santiago Ramos, uno de los mejores actores de su generación, padece desde 2015 una grave enfermedad, que no tiene curación: el Parkinson. Obligado desde entonces a retirarse definitivamente de la profesión que venía ejerciendo con éxito, desde que interpretara uno de los personajes de la serie "Aquí no hay quien viva", Andrés Guerra, durante cincuenta y seis capítulos. Afianzó su carrera tanto en televisión como en el cine y el teatro. Casado, padre de un hijo de una anterior relación, ve pasar los días entre la niebla de su pérdida memoria.
Nacido en el pequeño pueblo salmantino de Boadilla, cumplió setenta y cinco años el pasado 1 de agosto. Dejó la carrera de Derecho empujado por su vocación teatral. En Madrid dio sus primeros pasos en los escenarios con dos compañías alejadas de los circuitos comerciales, Tábano y Los Goliardos, que gozaron de la atención de un público progresista, con sus estrenos de obras muy diferentes a las que programaban en el resto de los teatros.
Una de las características de Santiago Ramos, muy apreciable, es el timbre de su voz, algo rasgada. Interpretó personajes muy diversos. En la pequeña pantalla, en otras series como "Lleno, por favor", "Café con leche", "Ellas son así"…En el cine, uno de sus mejores papeles fue el de "La vaquilla", año 1985, donde tuvo que lidiar un becerro en aquella historia que tanto tiempo quería rodar Berlanga ambientada en la guerra civil, entre las dos facciones de la contienda.
Santiago Ramos, que intervino en representaciones teatrales de toda clase de géneros, como "¡Ay, Carmela!", era de los que se les ha llamado "actores de reparto", o genéricos, lo que en él, como en tantos otros, no significaba despojarlo de categoría. Mas lo cierto es que sólo una vez fue protagonista de una película, "Como un relámpago", que le deparó un premio Goya. Era allí un hombre separado de su mujer e hijo que los abandona para irse a vivir a una isla, donde este último se reencuentra con él al echarlo de menos.
Santiago Ramos daba la impresión de ser un tipo duro en la pantalla, aunque en el fondo, aportaba mucha ternura cuando sus personajes así se lo permitían. En la vida real, resultaba ser también afable, campechano y sencillo, como advertí al conocerlo.
Había tenido una relación sentimental con la actriz Gloria Muñoz, de la que nació su hijo Felipe. Separado, después conoció a la maquilladora Paca Almenara, con quien contrajo matrimonio en 2005. Ella, madre de tres hijas, una de ellas la popular actriz María Adánez. Paca está considerada una de las mejores en su oficio, como fue reconocida por la Academia de Cine al otorgarle un Goya al mejor maquillaje por "Acción mutante".
Desde que a Santiago le detectaron el mal que lo ha obligado a una forzosa retirada, Paca sigue estando pendiente del enfermo. El Párkinson anula la capacidad de memorizar cualquier cosa, a olvidar el pasado, sufriendo dolores, extraños sueños, duermevelas, sin poder articular palabras en muchas ocasiones, con cansancio permanente, sin ganas para leer, pues se lo impide centrarse en ese cometido, o de ver la televisión. Una desgracia para quien la padece y para quien lo cuida, pues además es de tipo degenerativo y los pacientes no encuentran mejoría alguna conforme avanza el tiempo.
Santiago Ramos tuvo que renunciar a ofertas de trabajo, sobre todo en el teatro, al principio de su enfermedad. Pero es que iba perdiendo la memoria progresivamente. Una pena.