
La pareja formada por el ex matador de toros Miguel Abellán y la novillera Olga Casado, son un caso inhabitual en el planeta taurino. Porque no ha habido, que sepamos, ningún diestro que tuviera hasta la fecha como novia precisamente a una colega, a una futura tal vez figura de la fiesta, que es por ahora una promesa de serlo en los ruedos. Ni que decir que la veteranía de su novio, Miguel Abellán, le está resultando providencial para consolidar su carrera. Él cuenta cuarenta y seis años, ella veintidós.
Fue en 2022 cuando iniciaron su convivencia. Se habían conocido cuando Olga era alumna de la Escuela Taurina "El Yiyo", en tanto Miguel Abellán ya estaba retirado desde cuatro años atrás, para dedicarse a la política como votante del PP, ocupándose de un cargo relacionado con los toros: el de director gerente de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid.
El pasado de esta pareja, que reside como si estuvieran casados en una vivienda del pueblo madrileño de Navalcarnero, nos lleva a contarles cómo Miguel Abellán llegó a ocupar un puesto importante en el escalafón de los matadores de toros. Madrileño, es hijo de quien fue novillero, luego banderillero, con el sobrenombre de "El Maletilla de Oro". Con mala fortuna pues una tarde de 1985, formando parte de la cuadrilla del murciano Pepín Jiménez, fue cogido por un toro, causándole tan graves heridas que el doctor, médico de la plaza de Valencia, hubo de cortarle una pierna. Entonces, su hijo Miguel contaba apenas seis años. Su progenitor, para sacar adelante a su familia, tuvo que hacerse cargo de un quiosco de periódicos en el madrileño barrio de Carabanchel bajo.

Aquella tragedia no amilanó al entonces niño, quien decidió ser torero, aunque su padre, con su desgracia a cuestas, trató de impedírselo. Ayudado por el ganadero Victorino, Miguel Abellán fue abriéndose paso entre la grey novilleril hasta tomar la alternativa en 1998 de manos de José Mari Manzanares (hijo) con Enrique Ponce de testigo. Hasta su retirada en la plaza de las Ventas en 2018 Miguel Abellán tuvo un notable paso por la fiesta, aunque no llegó a alcanzar la gloria taurina que soñaba. Figura, sí, pero sin lograr ese rotundo puesto de los más grandes. Valiente, conocedor de la técnica, pundonoroso, no pudo llegar a lo que, por ejemplo, fue el Juli en los carteles. Ambos empezaron en la misma época. Desde luego, los aficionados guardan buen recuerdo de Miguel.
Y dándole vueltas a su futuro, llegó como decíamos a ostentar ese puesto de director gerente de Asuntos Taurinos de la Comunidad madrileña, que ejerció con mucha dedicación y acierto, aunque en algo debió equivocarse cuando lo cesaron en febrero último. Dícese en los mentideros que cedió ante algún compañero para beneficiarlo en unos carteles, como también se comprobó que tuvo mucho que ver con la hasta entonces desconocida Olga Casado para que debutase en el Palacio de Vistalegre en el festival pro víctimas de la Dana el 1 de diciembre del pasado año. Causó una gratísima impresión.
Y desde ese día, Olga Casado inició su ascendente carrera de novillera. En febrero pasado brindó una res a su enamorado Miguel Abellán en la plaza extremeña de Olivenza. Sus palabras no dejaban ya duda. Entre ambos, había prendido el amor. Así como Olga estrenaba novio, Miguel ya había mantenido relaciones con varias mujeres, la principal de ellas fue con la actriz hispano-argentina Natalia Verbeke.

La lista de mujeres toreras no es muy abultada. Digamos que desde los viejos tiempos de Juanita Cruz, antes de la guerra civil, de la rejoneadora Conchita Cintrón (que toreaba a pie de maravilla, aunque no la dejaran hacerlo en plazas españolas), Ángela, Alicia Tomás, Maribel Atiénzar y Cristina Sánchez, entre las más destacadas, no han sido demasiadas quienes hayan traspasado ese difícil camino hasta conseguir el entorchado de matadoras. Olga Ramos, bien aconsejada como decíamos al principio, por Miguel Abellán, está en esa ruta que puede llevarle al éxito en próximas temporadas. De lo que no hay duda es de que son muy felices disfrutando de su vida en común.