El torero Juan Ortega, tras su espantada nupcial, prefiere la soltería tras romper con su segunda novia
Tras anular su boda, el diestro sevillano ha vuelto a dejar a su pareja, Isabel Lozano, hija y nieta de matadores, por su carrera.
El matador de toros sevillano Juan Ortega dio la campanada el 2 de diciembre de 2023 cuando el día programado para su boda con Carmen Otte en Jerez de la Frontera, no compareció en el templo, donde ya se habían congregado a la hora de la ceremonia los cerca de quinientos invitados. La novia había recibido en las primeras horas de ese día una llamada telefónica de Juan Ortega, anunciándole que no se casaba. ¿Las razones? Problemas personales y una duda sobre ese enlace que finalmente anuló.
La noticia se difundió por toda España e incluso fue conocida en otros países, sobre todo porque el protagonista era un torero, una condición que la mayoría de la gente ignoraba, salvo los aficionados taurinos. Desde ese día, en algunos de los festejos donde tomaba parte, había espectadoras, sobre todo, que le afeaban su espantada. Él procuró superar esas muestras de desagrado y se centró en su futuro en los ruedos. Aún no era una figura.
Juan Ortega, ya desde que era niño, vivió en su casa el ambiente taurino, al ser su padre ganadero. Conforme iba creciendo, se familiarizó con el mundo de los toros. Descendía de padres alcarreños que se radicaron en Sevilla, donde él nació. Luego, en edad de estudiar, se inscribió en la Universidad de Córdoba, donde se graduó como ingeniero agrónomo. Pero no descartó su futuro como torero, tras entrar en la Escuela Taurina cordobesa, donde se fogueó como becerrista hasta, con el tiempo, tomar la alternativa hace justo ahora once años de manos de Enrique Ponce.
Actualmente, Juan Ortega pertenece al grupo especial de matadores de toros. Ha aumentado su caché. Se expresa en el ruedo de manera muy airosa, sobre todo con su capote, y también en el último tercio, muleta en mano, con una pureza clásica y la gracia sevillana propia de toreros de arte muy privilegiados. Aunque esta temporada lleva un buen número de festejos, a causa de la cogida de Morante de la Puebla en Pontevedra, los empresarios lo han sustituido en ocasiones por Juan Ortega o por Paco Aguado, otro defensor de esa exquisita forma de lidia.
El próximo 8 de octubre Juan Ortega cumplirá treinta y cinco años. Una edad en la que aún no ha decidido formar un hogar ni siquiera intentar una relación estable con alguna mujer. Se resiste a abandonar su soltería. Seis meses después de la suspensión de su boda, conoció en un tentadero a una joven llamada Isabel Lozano, publicista de profesión, unos años más joven que él, cuyo apellido estaba unido en tierras toledanas a la dinastía que encabezó Pablo Lozano (conocido como "La Muleta de Castilla"). Isabel, nieta de este e hija de Fernando Lozano, asimismo matador, quien se retiró de los ruedos tempranamente. Se recuerda de él una faena memorable, a un manso, bajo el tendido 2 de Las Ventas, donde cortó dos orejas que lo encumbraron un tanto.
Entre Isabel Lozano y Juan Ortega nació una mutua atracción con el nexo común de los toros. Comenzaron a salir, a conocerse. Todo hacía pensar en el entorno de ella que Juan formalizaría la relación. Pero no fue así. Llegada la primavera de este 2025, él rompió, dejando a Isabel compuesta… y sin novio. Juan se centró una vez más en su profesión y no ha querido desde entonces tener ningún otro noviazgo que pudiera distraerle, según él, de su presente en los ruedos, por el momento espléndido. Diríase que sufre "matrimoniofobia". Su arte es reconocido; sin ir más lejos, destacó en Sevilla en la pasada Feria de San Miguel.
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