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La monja separatista que quiere expropiar el Vaticano

La hermana Dominica proclamó su devoción por Artur Mas, por quien pone las dos manos en el fuego en el asunto del trinque.

La Misa progre dominical contó este domingo con la participación de Sor Lucía Caram, una monja independentista catalana de origen argentino (sic), partidaria del aborto y groupie de Artur Mas a quien venera como el Santo que es. Sor Lucía concelebró junto a Risto Mejide, porque las ceremonias progres son mucho más avanzadas que las de la Iglesia Católica. Sentada en el Chester de Risto, Sor Lucía instruyó a la audiencia de Cuatro en el verdadero mensaje de Jesús, según el cual el Partido Popular es una banda de ladrones culpable de que haya gente "en la puta calle" (sic).

Ni a ella ni a Mejide les gusta la Iglesia Católica, pero en cambio tienen muy buen feeling con Francisco, al que la monja cita así, sin añadir referencias canónicas como Papa o Sumo Pontífice. Si le conociera personalmente seguramente le llamaría Jorge Mario o tal vez directamente Bergli en señal de cercanía, como corresponde a la Iglesia progre que Francisco está intentando refundar para alborozo de los progresistas y el resto de enemigos tradicionales de la Iglesia. Francisco va por buen camino, anunció Sor Lucía, pero todavía le falta tiempo para cumplir en plenitud su programa apostólico, destinado a convertir a la otrora Esposa de Cristo en una ONG de mucho progreso.

Sor Lucía está de acuerdo en parcelar el Vaticano y sacarlo a subasta para ayudar a los países del tercer mundo, algo que espera que Francisco ponga en práctica de manera progresiva en cuanto la curia carpetovetónica tenga un descuido. Porque a pesar de que Francisco cuenta (supuestamente; no seamos ultramontanos) con la Gracia de Estado que le confiere su condición de Papa, lo que le permitiría escrutar mejor que nadie los designios de la Divina Providencia, Sor Lucía ya sabe que si Jesús volviera a la Tierra sería expulsado de esta Iglesia "corruptora de conciencias" que ha dejado de lado el verdadero mensaje evangélico.

Esta profundidad teológica de Sor Lucía se pone de manifiesto de forma coherente en su devoción por Artur Mas, "un político muy bueno", por el que pone, no una, sino las dos manos en el fuego. Mientras la Iglesia Católica (a la que pertenece al menos formalmente) es un nido de corruptos y corruptores, el nacionalismo catalán es un dechado de pureza evangélica de cuyos dirigentes no cabe dudar, a pesar de las sentencias ya dictadas y los procesos judiciales abiertos por estafas, apropiaciones indebidas y enriquecimientos ilícitos que sugieren todo lo contrario.

Mejide quedó, como seguramente el grueso de la audiencia de Cuatro, fascinado por esta Sor Lucía Caram, una religiosa progresista, separatista y muy concienciada que sólo acude a las tertulias políticas y participa en las campañas por la independencia de Cataluña cuando es estrictamente necesario, otro gesto de coherencia con su condición de monja de clausura. En su tesis de que el aborto es un asunto exclusivamente de la mujer y el matrimonio homosexual un derecho inalienable coincidió curiosamente con Cristina Cifuentes, dirigente del partido de corruptos que pone a la gente "en la puta calle" y primera entrevistada de Mejide en su programa de ayer. Dios bendiga a las dos. Y a Mejide también.

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