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Fray Josepho y Monsieur de Sans-Foy

Compartir habitación

Siguiendo el ejemplo de los de Podemos, nuestros vates van a compartir habitación.

Por mucho que diga Rajoy, la crisis no ha acabado. Sus efectos los siguen notando los ciudadanos a diario. Y por supuesto, las empresas privadas tienen que apretarse el cinturón cada vez más. Libertad Digital es una empresa saneada, pero modesta, y para sobrevivir necesita adoptar medidas de austeridad y de recorte de gasto. Así que, tomando el ejemplo de Pablo Iglesias y los eurodiputados de Podemos, que durante su estancia en Bruselas van a compartir habitación en un módico hotel del extrarradio, la dirección de esta casa ha impuesto a sus empleados y colaboradores una drástica reducción de dietas de alojamiento, que no solo permita aliviar la situación financiera de la empresa, sino que sirva como modelo moral en estos tiempos de crisis.

Tanto Monsieur de Sans-Foy como Fray Josepho, pese a las lógicas reticencias iniciales, han entendido y aceptado la medida, y aquí dejan constancia:

ANTES MUERTO
por Monsieur de Sans-Foy

Patrones afectísimos, dos puntos:
Siguiendo sus tacañas directrices,
el fraile y servidor dormimos juntos...
lo cual me toca mucho las narices.

Menciónase el apéndice olfativo,
que es parte interesada en el asunto.
El fraile es cementerio radiactivo:
le huelen los pinreles a difunto.

Y digo radiactivo con certeza:
los pelos de esa barba repelente
despiden, impregnados de cerveza,
destellos de un verdor resplandeciente.

Menciono su pasión por el tabaco
(el mío, que le sale más barato).
Menciono que, exponiéndote al sobaco,
la puedes espichar abintestato.

Si vamos a pasar el año entero
revueltos en el mismo domicilio,
¡permítanme elegir de compañero
al bueno de Campmany, don Emilio!

Incluso, para ahorrar en provisiones,
me pueden alojar en la cocina:
prometo detener las incursiones
nocturnas del ansioso de Molina.

Cualquiera puede ser: cualquier fulano
me sirve, que curado estoy de espantos,
mas, no me encaloméis al cisterciano...
¡por Dios y por la Virgen y Losantos!

Prefiero tiritar la noche entera,
vagar por esas calles, dando tumbos...
La muerte es más amable compañera
que el fraile con chancletas y gayumbos.

ENXIEMPLO DE LA ALCOBA COMPARTIDA
por Fray Josepho

Libertad Dixital, lucrándose, me roba,
e mándame fazer lo que más me xoroba.
Compartir con un ome (y bien feo) la alcoba.
Narrar vos he los fechos en esta docta trova.

Un día el diretor del medio dixital
díxome: "Fray Josepho, la cosa está muy mal.
Las dietas de hospedaxe cuestan un dineral.
Dende agora debredes de dormir en hostal".

"¡Mas cómo!" -dixe yo-. "¡Mil rayos e scentellas!
¿Queredes que abandone mi hotel de cinco estrellas?
¡Si me fazedes esto, vos meteré querellas!".
Pero mis amenazas non le fizieron mellas.

"Lo tomas o lo dexas", me dixo el diretor.
"Non hay más presupuesto para nengún autor".
"Pero" -añadió taimado- "non sabes lo peor:
compartir has la alcoba con tu competidor".

"La empresa ya non puede gastar en bagatelas.
Debemos aforrar, ca non tenemos pelas.
Si comparte la alcoba Pablemos en Bruselas,
Josepho con Sanfuá será miel sobre hojuelas".

Ansí fabló el mezquino. Dexome boquiabierto.
Mi mente se fallaba sumida en desconcierto.
Dormir con el Mesié. Non podía ser cierto.
Dormir con el Mesié. Prefería estar muerto.

Mas tuve que aguantallo, maguer era fodido.
Si non me sometía, estaba despedido.
Agarré mi equipaxe, et, asaz compunxido,
adeliñé al hostal que habíanme elegido.

Pensión La Portuguesa, llamábase la fonda.
Non me daba la entrada nenguna buena onda.
En la puerta sentíase una peste fedionda
que alcançaba a bastantes varas a la redonda.

Llegué a la atardescida, et en la recepçión
había un tipo torvo sentado en un sillón.
Fedíale el aliento a vino peleón.
Mandome con un gesto pora mi habitaçión.

Subí las escaleras, fuscas et empinadas.
Había cucarachas, por allí arraçimadas,
de las grandes e rubias, muy bien alimentadas.
e traté de apartallas pegándoles patadas.

Et alcançé la puerta, que era el número tres.
Abrila con la llave. Lo que vide después…
fue a Mesié de Sanfuá, el fodido francés,
cortándose, a navaxa, las uñas de los pies.

Los pies estaban negros, lo mesmo que tizones.
Las uñas semexaban conchas de mexillones.
Atufaban la estancia non sé qué emanaçiones.
Saludome: "¡Epa, fraile! ¿En qué cama te pones?".

Non daré pormenores de la asquerosidad.
Non narraré detalles de tanta indinidad.
Aqueste sacrificio, vos digo de verdad,
llevar me ha derecho pora la santidad.

Tal son las circunstançias en que agora me hallo.
Las noches con Sanfuá… mejor non las detallo.
La desazón que sufro para mí me la callo.
Dios quiere castigarme, e tengo que aceptallo.

En Chic

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