La visita del secretario general del PSOE al plató de La Sexta Noche no fue precisamente un camino de rosas alfombrado de preguntas versallescas, tratamiento reservado en exclusiva para los pablemos cuando tienen a bien comparecer en el programa de Iñaki López. En La Sexta, Podemos juega en casa, mientras que los demás partidos alcanzan a duras penas la consideración de equipo visitante. El público no silba todavía las intervenciones de los invitados del PSOE y el PP ni abuchea a sus representantes, pero todo se andará. La Sexta y Cuatro son de pablemos y los demás invitados están para rellenar los huecos de la programación cuando Iglesias o sus camaradas rehúsan acudir al plató para dedicar la noche del sábado a otras cuestiones, con seguridad más satisfactorias. Si Pedro Sánchez creía que por ser "progresista" iban a tener un trato preferente, anoche se dio cuenta de su error.
El presentador de La Sexta Noche ya ofreció una pista al líder socialista de lo que le esperaba al iniciar su entrevista con preguntas sobre la corrupción del PSOE andaluz. No hay tema que más incomode a Sánchez que el de las políticas progresistas que los socialistas andaluces han "implementado" a través de los ERE y los cursos de formación, porque en ese terreno la que manda es Susana Díaz y no es prudente incomodarla; sobre todo ahora, que tiene el alma rota por la corrupción. Sánchez se zafó con oficio de las preguntas de Iñaki López, cuyas evidentes limitaciones permiten a los invitados escapar sin descomponer la figura. Otra cosa son los periodistas invitados, entre los que anoche brilló Hilario Pino. No es que el presentador del informativo de Cuatro se manchara de sangre en el interrogatorio a Pedro Sánchez, pero los espectáculos de canibalismo progresista son tan sugestivos que levantan pasiones. Eso es lo que ocurrió el sábado por la noche al menos entre los tuiteros que seguían el programa, que llegaron a comparar al bueno de Hilario nada menos que con Ana Pastor.
Hilario Pino, como es su deber, iba a pedir explicaciones a Pedro Sánchez por sus críticas a Podemos, el monotema de su cadena de televisión en materia política, pero antes recriminó al líder socialista por no haber pedido ya la dimisión de Rajoy o haber interpuesto una moción de censura. El líder socialista dijo que todo se andará pero que con 110 diputados no le apetece mucho hacer el chorra a escasos meses de unas elecciones.
En lo que se refiere a "lo único", Sánchez acusó a los pablemos de cambiar constantemente de criterio, ante lo cual Pino se defendió culpando a los socialistas de hacer lo mismo con el artículo 135. Una reforma constitucional, por cierto, que ahora resulta que se hizo a espaldas de Pedro Sánchez, quien explicó anoche que todo fue una conjura de Zapatero, ¡Rubalcaba! y, por supuesto, Rajoy, obedeciendo a las presiones de la Merkel.
Y mientras se desarrollaba este intercambio de impresiones los tuiteros de progreso hacían la ola a Hilario Pino, al que ya han integrado oficialmente en la escuela de Ana Pastor. Incluso la aludida se declaró una fan más del periodista de Cuatro, al que sólo le faltó hacerle a Sánchez un editorial con la ceja derecha, su especialidad en el telediario de Cuatro cuando da una noticia que afecta negativamente al PP. Si llega a pegar uno de esos cejazos se habría ganado definitivamente el puesto de tertuliano fijo y el programa habría sido trendic topic mundial.