Este martes, la alcaldesa de Madrid desmentía abiertamente su filiación comunista: "Tranquilos, no soy comunista ni lo fui nunca".
Pese a lo tajante de sus palabras, no han faltado entre los medios de la caverna quienes han puesto en duda –cuando no en solfa– tan rotunda y sincera afirmación.
¿Es que en España no se respeta ya la palabra? ¿No es acaso doña Manuela una señora digna de todo crédito? ¿Cuándo ha mentido alguien de izquierdas?
Nuestros poetas, cosa rara entre las raras, comparten su indignación por esta conducta insidiosa y acuden, como un solo hombre, en defensa del honor de la primera edil de España:
PAÍS DE MENTIROSOS
por Monsieur de Sans-Foy
Son ganas de mentir hasta el sonrojo.
Si llaman a Carmena comunista,
¡qué cosas no dirán! ¡Dios nos asista!
Dijeron del Manteca, que era cojo...
De Kirchner, que miraba de reojo.
A Hitler le tacharon de racista,
y al pobre Mussolini de fascista.
De Lenin, pregonaron que era rojo.
A Castro le motejan de tirano,
y creo que recuerdo haber oído,
del Papa, que es católico romano.
Maduro... que anda mal de la chaveta.
¡La gente dice cosas sin sentido!
¡Del mismo Fray Josepho, que es poeta!
¿COMUNISTA CARMENA? ¡ERROR!
por Fray Josepho
Dijo Manuela Carmena
en el foro de ABC
que ni ella es comunista,
ni ha sido, ni lo va a ser.
Y a sus tajantes palabras
solo hay que decir amén,
pues van a misa de doce,
queridísimo Mesié.
Ni es comunista Carmena,
ni nunca jamás lo fue.
Y sepa ya, por si hay dudas,
que ella se afilió al PCE
porque era democristiana,
o reformista, tal vez.
Y si en las listas a Cortes
aparecía la exjuez
del Partido Comunista
en el puesto veintitrés,
fue inadvertencia, despiste,
desliz, error o traspié.
Fue porque no se dio cuenta,
con los nervios y el estrés.
O si con la hoz y el martillo
y el puño junto a la sien
se retrataba Carmena,
no se confunda, Mesié:
que esa pose subversiva
solo era por paripé.
Y si prodigaba elogios
a Fidel Castro y al Che
fue por mero jugueteo,
tontuna y frivolité.
¿Comunista? Ni de coña.
¿Leninista? Qué sandez.
¿Marxista? De ningún modo.
Son calumnias… ¡Ya está bien!
¡Qué tirria le tienen todos
a esta bendita mujer!