Gran Hermano se erigió de nuevo como la tabla de salvación de Telecinco. Tras la cancelación por bajas audiencias de Cámbiame Premium, el espacio presentado por Jorge Javier Vázquez, la cadena recurrió a su popular reality con un Última Hora que se prolongó durante todo el horario prime-time y, sin conseguir superar al líder de la noche, Antena 3 y su nueva serie Mar de Plástico, al menos sí anotó un correcto 15,9% de share.
En el espacio de ayer, presentado por Jordi González y no Mercedes Milá -que sigue siendo responsable de las galas- se comunicó a Maite, Sofía y Raquel el igualado porcentaje de expulsión, dos con un 45% y otra con un 10%.
Por un lado, Maite es la madre que se ha convertido en la "villana" oficial del programa. Por otro, Sofía es su hija -aunque esto nadie lo sabe dentro de la casa- mientras Raquel es la concursante que crea conflicto entre Maite, Sofía y Suso, otro concursante que ha tenido un affaire con Sofía y que ha provocado el recelo de Maite (que piensa que la propia Raquel es su pareja fuera del espacio). Un culebrón ¿verdad?
Maite, haciendo gala del carácter por el que ya empieza a ser conocida, dio las gracias a toda España y aseguró que se considera una "mujer súper limpia" incapaz de hacer trampas a sus compañeros, pensando que ese 10% es ella, y no será expulsada.
Pero al mismo tiempo amenaza: "Si veo algo que está en mi contra y creo que tengo la razón, lo voy a luchar hasta el infinito aunque, me cueste la vida". "Lo que nunca, nunca, nunca la Maite Galdeano va a ser es meter por detrás el cuchillo como he visto, nunca, yo soy limpia y España lo tiene que saber, soy limpia, recta y directa", dijo convencida.
Lo que está claro es quién se ha convertido en la estrella del programa, por encima incluso de Han, más dedicado a acercarse al concursante vasco Aritz que a otra cosa.