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Charo López, una consuegra con malas pulgas

Charo López se incorpora a Cuéntame. Mantendrá un duelo interpretativo con Imanol Arias, a cuyo personaje se enfrentará.

Charo López se incorpora a Cuéntame. Mantendrá un duelo interpretativo con Imanol Arias, a cuyo personaje se enfrentará.
Charo López | Archivo

Se incorpora a la popular serie televisiva Cuéntame una de las más bellas y mejores actrices que tenemos, sin duda desaprovechada en el cine, quien siempre fue tenida como una Ava Gardner "a la española", por su deslumbrante atractivo y desde luego su indiscutible quehacer dramático. Charo López, salmantina de setenta y dos años, ausente algún tiempo de la actualidad artística llega ahora de nuevo a la pequeña pantalla (donde ya se consagrara en 1981 con Los gozos y las sombras) convertida en una mujer de arrebatadora presencia y fuerte carácter, enfrentada al cabeza de los Alcántara, el personaje que interpreta Imanol Arias. Resulta, según la trama argumental, que Inés decide casarse con José Ignacio (papel a cargo de Jordi Rebellón) y la madre del novio, doña Vega decide tomar las riendas de los preparativos de la boda, lo que la enfrenta con los Alcántara, muy especialmente con Antonio. Ahí, los dos grandes actores, Charo e Imanol, tendrán, imaginamos, un duelo interpretativo. Ya coincidieron en dos excelentes películas, La colmena y Tiempo de silencio.

Charo López en Cuéntame | RTVE

El primero de los capítulos de Cuéntame en el que interviene Charo López está previsto se emita hacia finales de este mes de marzo. Ella lleva ya medio siglo como actriz profesional, tras sus primeros pasos en compañías de teatro amateur, y ha combinado tanto su presencia en la escena como en la pequeña y la gran pantalla. Lo último que ha hecho la pasada temporada fueron representaciones de Ojos de agua, espectáculo consistente en fragmentos de La Celestina. Confiesa que, con su edad, le llegan pocos proyectos. Injusta situación que, desgraciadamente, se da mucho, sobre todo en el cine. Parece que traspasados los cincuenta, las actrices ya no interesan a los productores. Una pena que eso nos prive de seguir contemplando a intérpretes consagradas como Charo López, quien nos parece excesivamente autocrítica con su físico: continúa siendo una mujer guapa, que para ello confiesa se cuida, ayudándose de las consabidas cremas y tratamientos femeninos para proteger su piel, las inevitables arrugas.

Lo que lamenta, haciendo recuerdo de su existencia, es no haber sido madre. El trabajo, dice, le ha estropeado algunas relaciones sentimentales. Dos veces se ha casado: con el crítico cinematográfico Jesús García de Dueñas, en 1965, matrimonio que duró siete años, y con el analista político argentino Carlos Gabetta, en 1988, unión rota cinco años más tarde. Y entre medias, una relación con su colega, el ya desaparecido Fernando Delgado, uno de aquellos grandes actores de novelas y Estudio l, en la Televisión Española de los años 60 y 70; un fugaz romance con el torero Antoñete y, se dice, que también otro con el que fuera presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina. Y ahora, lleva unos años en soledad, sin salidas nocturnas como en otros tiempos hacía, cuando formaba parte de tertulias diarias en "Oliver", un club frecuentado por gentes de la farándula, propiedad de Adolfo Marsillach y el cronista Jorge Fiestas, ambos ya fallecidos.

En la frontera con los sesenta y cinco años Charo López barajó la idea de jubilarse, pero la ha desterrado por el momento y asegura que no piensa retirarse. De lo que nos alegramos, para seguir disfrutando de sus futuros trabajos.

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