Esta semana se han comentado mucho las manifestaciones de dos prohombres, de dos insignes representantes de nuestras élites políticas e intelectuales.
Por un lado, Miguel Ángel Rodríguez (más conocido como MÁR), que fue secretario de Estado de Comunicación con Aznar, dijo que Inés Arrimadas es "físicamente atractiva como hembra joven" pero "políticamente inconsistente".
Por otro lado, Fernando Tejero, actor muy conocido por su trabajo en la serie Aquí no hay quien viva, respondió a aquellos que se burlaban de él por haber firmado un manifiesto de intelectuales de izquierda (que pedían la instauración de un nuevo Frente Popular) diciendo: "Dedicaros a algo productivo… Por ejemplo comerme el rabo".
El caso es que nuestros poetas comentan las manifestaciones de ambas personalidades y discuten sobre cuál de ellas es más digna de cincelarse en mármol.
MÁS RANCIO QUE EL UNTO
por Monsieur de Sans-Foy
Ay, Miguel Ángel Rodríguez,
pepero de dura crin,
garañón televisivo
que nació en Valladolid.
Si te gustan las mujeres,
también me gustan a mí.
Hasta a Rita, la pujante
Robespierre estudiantil
de las hordas podemitas,
la remiro de perfil
y de frente, cuando dice
lo que tenga que decir.
Y si son impertinencias,
(como suele sucedir)
aventuro que su testa
la llenaron de serrín,
o que es hueca y de madera,
como el alma del violín.
Lo que a nadie se le ocurre,
Miguel Ángel, sólo a ti,
es usar la ADVERSATIVA
entre gracia femenil
y el talento o la valía
que le quepa a la gachí.
Que Arrimadas está buena,
no lo voy a discutir.
Que la llames "hembra joven",
cual si fuese una perdiz,
ya te encuadra y te etiqueta
de retrógrado y cañí.
Que le niegues más valía
que el de fembra juvenil...
es pecar de viejo verde
y de clérigo iraní.
Ay, Miguel Ángel Rodríguez,
no repitas el desliz:
despelleja a tus rivales
de manera más sutil,
manque tengas opiniones
de cabrero magrebí.
ENXIEMPLO DEL COMEDIANTE
por Fray Josepho
Mesié de Sanfuá diçe, e diçe gran verdad
que el tal sennor Rodríguez (que tiene ya una edad)
les fabla a las moçuelas con mucha liviandad
e muestra, sine dubda, rudeza e zafiedad.
A tales homes zafios yo non disculpar he.
El tipo, ya viejuno, fue cargo del PP,
mas tiene los modales egual que un chimpancé.
Condemno al tal Rodríguez, lo mesmo que el Mesié.
Pero hodie hay otro caso del qual fablar yo quiero.
Se tracta d’un actor, o d’un titiritero,
que sale ennas pinículas, d’apellido Tejero,
un home con estilo soez e chocarrero.
El tal Tejero quiso, con otros pariguales,
de aquesos que se facen llamar inteletuales,
firmar un Manifiesto de los que son normales
entre la progredumbre d’ideas carcamales.
Et alguien a Tejero le dixo: "¿Pero tú
firmaste con los tipos que añoran a Moscú?
¿Inteletual? ¿Artista? ¡Tejero, tururú!
¡Si tú usas la cabeza para echarte champú!".
Resulta que Tejero (e ya con esto acabo),
con grande irritación, poniéndose muy bravo,
cursó una invitación para comerle el rabo.
(Non sé lo que querría deçir aqueste pavo).
Non sé si hay moralexa que aquí le venga al pelo.
Mereçen ambos dos azotes e flagelo.
Non piensan con el coco, sinon con el ciruelo.
En fin, Mesié, corramos un estúpido velo.