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El choque de trenes de Rakel y Melissa y ese momento sexy con Ruth Lorenzo en 'Top Chef'

La undécima semana de Top Chef enfrentó por fin a Rakel y Melissa y añadió algunos famosos a la fórmula. 

La undécima semana de Top Chef enfrentó por fin a Rakel y Melissa y añadió algunos famosos a la fórmula. 
Ruth Lorenzo en Top Chef | Atresmedia

Recta final en la cocina de Top Chef, con los supervivientes Melissa, Montoro, Víctor y Rakel casi a sartenazos porque se acerca el desenlace de esta tercera edición. No obstante, la presencia de famosos como Arturo Valls, Manuela Velasco, Ruth Lorenzo y Maxi Iglesias a modo de pinches de más o menos lujo suavizó al menos la primera mitad de esta undécima edición del programa.

El ejercicio, un plato con los materiales dispuesto en la despensa. Y la trampa, que serían los cuatro ayudantes los encargados de coger a ciegas los ingredientes. Cierta química más allá de la cocina entre Ruth y Montoro, que muy gustosamente ajustó el delantal al atlético cuerpo de la cantante –no lo decimos nosotros, lo dijo él– y el previsible payaseo de Arturo Valls no salvaron de la casi-catástrofe la labor de los pinches. Claro que, con un antifaz tapando los ojos, resulta comprensible.

La que mejor, Ruth Lorenzo, que acertó de pleno cogiendo el rodaballo y el caldo de pescado, ideal para los fines del profesor Montoro, evidentemente feliz de tener a la cantante a su lado. "Todo enseguida, todo perfecto", decía el chef a ritmo de saxo sexy. Y atención a Manuela Velasco, que no se arredró junto a un estrella Michelín como Víctor. La actriz consiguió perejil de sus competidores y obligó a Chicote a correr detrás de ella para no incumplir las reglas. Pero ¿y los peores? Quizá Yon y Rakel, que no acabaron de hacer nada particularmente especial ante las cámaras.

Pero aquí lo que cuenta son los resultados, y lo cierto es que al final quien se llevó el gato al agua fue el Mar y Montaña de Víctor y Manuela, todo en un contexto de luces y sombras pero muy, muy igualado. Ay, los famosos: este año no hubo ninguna Cristina Pedroche que arruinase a payasadas los resultados, como sí ocurrió el año pasado.

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Rakel y Melissa, enfrentadas | Atresmedia

Segunda prueba de la noche y nos vamos a la Dehesea de Joselito, en Badajoz, para cocinar cerdo ibérico y definir los dos semifinalistas de Top Chef. Recordemos que Víctor tenía aquí la inmunidad y por eso pudo elegir compañero, que no fue otro que Montoro, con quien siempre ha tenido más complicidad que con el resto. Todo sea por aislar a Rakel –su archienemiga– y hacerle pasar el mal trago de juntarla con la otra gran competidora de ésta, su examiga Melissa. Obligadas a trabajar juntas, se avecinaban rayos y truenos no tanto entre equipos, sino dentro del dúo femenino. El peruano también encasquetó –nunca mejor dicho– la más difícil casquería a las dos enemigas íntimas y se quedó, para él y Montoro, las partes nobles.

El roce es ya evidente, con Rakel y Melissa negándose a pasar unas setas a Víctor y Montoro, aunque sea por cortesía. Rodeados de cerditos y en medio del campo, los dos mini grupos cocinaron a contrarreloj en un ambiente idílico… pero solo por fuera. Potaje de casquería con setas (ellas) contra arroz con champiñón y cerdo ibérico (ellos).

A Rakel no le gusta que la manden y se puso a lavar las setas en agua y contra el criterio de todos. Primer error. El segundo fue no tratar adecuadamente las castañuelas, culpa de nuevo de Rakel. Y el tercero de Melissa, que no salteó las setas como debía. Ambas parecían destinadas a enfrentarse desde el principio y lo hicieron una vez salió el cuchillo rojo, que las condenaba a enfrentarse para la semifinal: las cosas entre ambas eran personales más que culinarias… Hasta el punto de que acabaron llorando en soledad por el bosque, con Rakel completamente aislada de sus compañeros. Solo puede quedar una.

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Melissa y el drama de Top Chef | Atresmedia

A estas alturas del show, el nivel de todos los platos es alto, pero ambas concursantes llegaron tocadas en lo personal. El plato era el trampantojo, un plato que parece una cosa pero es otra... un poco como la propia relación de las protagonistas.

Una ensalada con caviar de chocolate e inversa de yogur de Rakel, un engaño con tuétano de hígado de pato para Melissa. Al final, y pese a la extraordinaria mejora de la segunda, la repescada de la edición, la creatividad de Rakel acabó imponiéndose en una competición igualada en la que, para variar, esto no iba de comida. Todo giraba en torno a ellas, su creciente y dramática enemistad, y en cómo Rakel se ha ido quedando progresivamente sola dentro del grupo. Las dos amigas devenidas enemigas tuvieron que despedirse (¿para siempre?) ante la atenta mirada de Víctor y Montoro, conscientes de que la semana que viene ya no quedará más remedio que enfrentarse por el triunfo. Melissa, coge tus cuchillos... y vete.

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