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Lo que Marisa Vicario hizo a Arantxa: "La primera vez que salió fue cuando ganó Roland Garros"

Lazos de sangre arrojó luz sobre el drama de los Sánchez Vicario. 

Lazos de sangre arrojó luz sobre el drama de los Sánchez Vicario. 
Los padres de Arantxa y la tenista | Cordon Press

El programa Lazos de Sangre de TVE abordó los méritos deportivos y sucesos familiares de otro gran clan del panorama patrio, esta vez los Sánchez Vicario. En especial, cómo la hija pequeña, Arantxa, se distanció de manera dramática del resto de la familia hasta que se hizo público su divorcio de Josep Santacana, empresario que ahora no está dispuesto a poner las cosas fáciles con la Justicia.

Una separación que, al menos, ha servido para que Arantxa Sánchez Vicario vuelva a hablarse con su familia, aun después de un funeral, el de su padre, donde las diferencias entre ambos parecían irreconciliables.

Una edición que no logró los resultados de audiencia de anteriores entregas, donde se abordaron los dramas de la familia Jurado o los Dúrcal. Lazos de Sangre, edición Sánchez Vicario, se tuvo que conformar con un tercer puesto de audiencia con un 12,1% de share y 1.442.000 espectadores.

El programa comenzó repasando los comienzos de Arantxa en el tenis, que no fueron nada sencillos. Ella era la pequeña de cuatro hermanos, lo que hizo que estuviera siempre muy protegida, a lo que añadió que el tenis era entonces "un mundo de hombres", tal y como dijo la periodista Rosa Villacastín en el programa. Cuando la joven comenzó a triunfar, ese control aumentó hasta lo insoportable para ella. Su madre la acompañaba a todos los partidos e incluso dejó su trabajo para poder hacerlo y aumentar este control.

La conocida periodista María Escario y la deportista Coral Bistuer hablaron de la infancia de Arantxa, y de cómo sus padres explotaron su talento para el tenis. Su estancia en una escuela de tenis en Marbella fue una experiencia "traumática" para ella, y llegó a fugarse del centro en dos ocasiones. "Su juventud fue arrebatada por el tenis, y estaba muy sobreprotegida. Arantxa no salió de fiesta por la noche hasta el día que ganó Roland Garros". El psiquiatra forense José Cabrera dijo, a su vez, que la joven "dudaba si su madre la quería o solo quería que fuera la número uno".

Marisa Vicario incluso controlaba cómo vestía Arantxa: "Era una mujer recta, católica, no quería que alternara con sus compañeras", dijo el periodista Antonio Rossi. Y es que algunas compañeras de ella eran homosexuales, como Martina Navrátilová, que en ese momento salió del armario de manera pública: "Y a los padres de Arantxa todo eso, como que no", desveló la periodista Beatriz Cortázar. Arantxa solo tuvo amigas después, Mónica Pont y Alejandra Prat. "Fea, mal vestida y que nadie la mire. Que solo juegue al tenis", era la máxima de su madre a la hora de definir la estética de su hija.

El conflicto familiar creció y, estando Arantxa con Josep Santacana añós después, éste tomó el control con la aprobación de una tenista deseosa de alejarse de su familia, que entonces había movido parte de su patrimonio a Andorra (comprando incluso una casa allí) dando comienzo a toda una serie de problemas con Hacienda, que reclamó sus cuentas entre el año 89 y el 93. La tenista investigó entonces dónde estaba su dinero y cómo podía traerlo, y se percató de que sus activos estaban dispersos y sin posibilidad de materializarse. Santacana movió ficha: él fue el detonante para que Arantxa demandase por lo penal a sus padres, a quienes incluso echó de la casa en la que vivían. Son los episodios más dramáticos de la historia, pero aún quedaba más por vivir.

El antes y el después de todo fue la rueda de prensa de presentación de su libro, un día en el que -al menos de cara al público- cambiaron todas las dinámicas familiares. Arantxa escenificó entonces el adiós definitivo a su familia: "Han ejercido un control y una protección que me han anulado en muchos momentos de mi vida", dijo una vez una dolida Sánchez Vicario. "¿Puede alguno de mis hermanos o mis padres decidir con qué persona tengo que compartir mi vida?", se preguntaba en la presentación de ¡Vamos!, en la que denunciaba esta situación y arremetía duramente contra su familia. "Ella se liberó escribiéndolo", dice la periodista Cristina Cubero en el programa.

Atrás habían quedado sus éxitos deportivos. Una carrera de prestigio internacional que siempre se apoyó en los Sánchez Vicario como colectivo. Arantxa vivía controlada por su familia, pendiente de su dinero pero también de su aspecto. Y, naturalmente, de su amor por Josep Santacana, que nunca fue aprobado por su entorno. La familia incluso contrató a un detective para que informase sobre el marido de Arantxa, pero de nada sirvió. Las cuentas de la deportista pasaron de estar controladas por sus padres a estar controladas por Santacana, que según cercanos a Arantxa, "sabía a lo que iba".

Al final, el tiempo dio la razón a las sospechas de los Sánchez Vicario sobre el empresario, que está poniendo las cosas verdaderamente difíciles en el divorcio. El lado positivo es que, sin Santacana en el horizonte, Arantxa ha podido recuperar la relación con su familia, aun después de la muerte de su padre.

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