Aunque su estancia en la casa de Gran Hermano Dúo ha pasado bastante desapercibida durante la mayor parte del tiempo, si por algo va a recordarse el paso de Kiko Rivera por Guadalix de la Sierra es por hablar sin tapujos sobre su familia. Al comenzar el concurso, el Dj sorprendió con una declaraciones sobre su hermana Isa Pantoja, contando el momento en el que se enteró de su embarazo. También compartió con la audiencia su adicción a las drogas e, incluso, ha cantado a pleno pulmón las canciones de su madre junto a sus compañeros durante las fiestas. Sin embargo la confesión de esta semana es, sin duda, la que más ha sorprendido: un extraño suceso que ocurrió tras la muerte de su padre.
Uno de los momentos más complicados de la vida de Isabel Pantoja fue cuando su marido Paquirri falleció tras una cogida en la plaza de toros de Pozoblanco. Su hijo Kiko Rivera confesó a sus compañeros de concurso que, aunque no tiene recuerdos de su padre, le sucedió algo "increíble" después de su muerte.
Según contó, cuando nació tenía los ojos azules, y al día siguiente de la muerte de su padre se convirtieron en marrones: "Me lo contó mi abuela y mi madre", aseguró ante la atenta mirada del resto. Un acontecimiento paranormal que se une al que ya contó Chabelita Pantoja cuando afirmó que, de pequeña, vio al fantasma del torero. Sin duda, Cantora es un lugar que está lleno de recuerdos del difunto marido de la cantante y su recuerdo sigue muy presente a pesar de que hayan pasado ya 35 años.
Otra de confesiones de Kiko Rivera fue sobre su relación con Raquel Bollo, amiga de su madre y ex del fallecido Chiquetete. La colaboradora de Sálvame vivió un tiempo distanciada con la cantante sin saber el porqué: "A Raquel la quiero como si fuera mi tía. Es la madre de mis primos, es como si llevara mi sangre", dijo. Lo cierto es que, a pesar de las diferencias que pudo tener su madre con la colaboradora, el Dj sigue queriéndola porque también "está muy unido a su primo Manuel Cortés".