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No nos motivemos con Miki

Llega Eurovisión, y de nuevo, España ocupa uno de los puestos favoritos. No obstante, siempre fracasamos.

Llega Eurovisión, y de nuevo, España ocupa uno de los puestos favoritos. No obstante, siempre fracasamos.
Miki | Cordon Press

A Miki Núñez se le caen las lágrimas una vez terminado el primer ensayo de Eurovisión. Y en el segundo, la emoción también le embarga. Sabe que ha gustado. Ha quedado satisfecho y la delegación también. Una puesta en escena que le va al pelo al tema de este año, muy verbenero, al contrario que la tranquila "Tu canción" que defendieron en Lisboa los acaramelados Alfred y Amaia. Esta es diferente, una apuesta distinta con la que Televisión Española quiere girar este sábado, en Tel Aviv, la suerte que, últimamente, no nos acompaña en el festival de Eurovisión.

Luego el sorteo realizado deparó que Miki cantará en la segunda parte del concurso algo que, dicen, favorece más que perjudica al estar cerca de las votaciones. Se ha demostrado que no es así. Ha habido, incluso, ganadores que han cantado los primeros. Miki está contento, no lo niega, él es así, hiperactivo, nervioso, lejos de la pachorra que atesoraba la parejita del año pasado. Quizá en eso vayamos mejor. Es verdad que seguimos yendo a rebufo de todas las grandes potencias eurovisivas y copiamos lo que va bien. No es mala idea, pero no deja de ser algo evidente. Que si gana una canción lenta (la fantástica "Amar pelos dois" de Salvador Sobral en 2017), nosotros llevamos una lenta en 2018 y, si ese año gana Netta con la muy movida "Toy", pues nosotros llevamos una verbena hecha canción.

"La venda" es de esas canciones que no te extrañaría escuchar en las fiestas de verano de un pueblo cualquiera. Quizá ese sea el secreto y todavía no nos hemos dado cuenta. Un año podríamos probar a que todo nos diera la espalda, que todos los pronósticos dijeran que la nuestra es una canción mala, que no entra en las previsiones, que nunca podrá triunfar en este festival. Lo malo es que otro año más estamos entre los favoritos (o eso dicen) o, al menos, entre las canciones más descargadas en internet, más escuchadas y que ha contado con una de las mejores recepciones de los expertos en estos primeros días en Tel Aviv. Incluso Netta, la ganadora del año pasado ha dicho textualmente "Con Miki me iría al fin del mundo". Miedo me da.

Un Miki que se ha tenido que labrar su camino sólo en la edición de este año de Operación Triunfo. En el concurso no era de los favoritos, hasta que empezó a cantar sólo. Antes se le vieron cositas, pero lejos de un potencial que, no hay que negar, tiene y mucho. Con María protagonizó la polémica de la edición al negarse a cantar "Quédate en Madrid" de Mecano con la palabra original "mariconez".Todos tienen un desliz. Ese, bastante áspero y absurdo, no le hizo perder popularidad aunque sí le granjeó críticas. Pero se rehízo en el concurso hasta dar con su toque. La interpretación de "Una lluna a l’aigua", en catalán como la original del grupo Txarango, fue el momento culminante de su participación.

Tendrá Miki un papel difícil porque este festival te marca. Para bien o para mal. Siempre es un examen ser el representante en Eurovisión. Porque son elegidos, no es una interpretación cualquiera, defiendes a tu país y últimamente no nos ha ido nada bien por lo que los nervios son mayores. En las semifinales pasaron la criba Rusia, Suiza, Noruega y Chipre, canciones con muy buenas críticas, que pueden dar la sorpresa. Todas ellas muy buenos temas que harán que esto sea muy difícil.

Pasó el examen también el sueco John Lundvik, que con su espléndido "Too late for love" se ha convertido en el gran favorito para ganar, según las últimas apuestas. Detrás de él aparecen dos posibles ganadoras. La irrupción de Duncan Laurence, el cantante de Paises Bajos que maravilló en las semifinales y se ha incluido en la lucha con su tema "Arcade". Con él, Alessandro Mahmoud y su "Soldi", que van a dar a Italia, por primera vez desde 1990 con Toto Cotugno, la oportunidad de llevarse el micrófono de cristal. Por eso Miki ha de ir con calma, no de favorito. Eso sería demasiado pretencioso para la relación que tenemos últimamente con el festival. Es más de odio que de amor. Ya no nos llevamos tan bien como antes. Entrar en el Top 10 será un éxito. No nos motivemos, por favor.

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