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Final de 'MasterChef': Valentín da un paso atrás y da el triunfo al menú catalán de Aleix

Aleix y Teresa se enfrentaron en la final del séptimo MasterChef. Ganó el joven catalán, con todo un futuro por delante en la cocina.

Aleix y Teresa se enfrentaron en la final del séptimo MasterChef. Ganó el joven catalán, con todo un futuro por delante en la cocina.

Los finalistas Valentín, Aitana y Aleix, los tres concursantes de Jordi Cruz, y Teresa, del equipo de Samantha Vallejo-Nágera. Los cuatro muy bien avenidos: no esperen aquí las broncas habituales en otros talent o realities. Así estaban las cosas en la gran final de MasterChef 7, un desenlace igualado e imprevisible como pocos se han visto hasta ahora. En juego, el trofeo de la séptima edición, la publicación de su libro de recetas y 100.000 euros, además de un máster de la Facultad de Ciencias Gastronómicas de San Sebastían. Por delante, dos pruebas previas al reto final.

El primer reto, seguir el ritmo del chef invitado, nada menos que David Muñoz de Diverxo. El plato, salmonete asado a la brasa con dumplings y galanga, con una preparación que exigía una perfecta limpieza del pez. O miras o haces, pero no las dos cosas a la vez, con Muñoz marcando la velocidad sin ninguna clemencia. Esa era la gran dificultad de una prueba que, para colmo, era bastante técnica. El de Diverxo no se lo puso fácil a ninguno, y aquí incluimos a Aitana, la más rezagada con diferencia después de que se le pasara el sofrito.

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Aleix, Teresa, Aitana y Valentín | RTVE

Valentín prefirió seguir su ritmo en ciertos pasos, sobre todo a la hora de gelificar los líquidos del pescado. Quedó tercero. Quien peor lo pasó fue Aitana, y se notó: fue la cuarta. Aleix, pescadero, falló en el punto del pescado, dejando a la "protegida" de Samantha en un claro primer lugar. Para ella fue la chaquetilla de chef, sabedora de pasar a la última y definitiva etapa.

Pedacitos de Quique Dacosta

Segunda prueba (de exteriores) en Denia y con el cocinero Quique Dacosta, que ha preparado un menú de autor "con pedacitos de mí", o más bien, de su vida. A elegir dos entre -atención- primavera del turrón de almendro, blonda de espárragos y quesos de callosa, salmonetes en el monte de los olivos, arroz albufera con tubérculos y coulant de trufa negra y fondo de pichón, y finalmente flores raras. Un imponente menú tremendamente visual llamado a ponérselo muy difícil a Valentín, Aleix y Aitana.

Valentín quemó varias cazuelas, incluyendo una de espárragos (para la blonda) que molestó especialmente a Jordi, que captó el olor antes que nadie. Aitana había recuperado toda la confianza que le faltó en la primera prueba, lo mismo que Aleix, muy cómodo en la prueba. El grito inesperado de Samantha para meter prisa a los concursantes enervó a muchos espectadores, que lo consideraron innecesario y dieron fe de ello en redes sociales. Y quizá complicaron la vida a Aitana, que pese a todo falló estrepitosamente con el pichón, sellando su destino en este segundo plato. Un comprensivo Jordi evitó el llanto de la joven, frustrada por no haber podido sacar uno de sus tres platos.

No importó: ella fue la cuarta clasificada en MasterChef 7, sin posibilidad de continuar. Y Valentín el tercero, vencido por el brillante Aleix, su gran amigo y sin duda el más emocionado del grupo. El catalán se ganó el chaquetín entre lágrimas tras una historia personal emocionante. Los dos amigos, Valentín y Aleix, se abrazaron emocionados antes de que él y nosotros, los espectadores, cayéramos directos al duelo final entre Teresa y Aleix.

En la final definitiva cada uno de los dos "supervivientes" pudo cocinar un menú de su invención. El de Teresa fue un homenaje a su Galicia natal: tartar de bogavante con sorbete de albariño, y una merluza con chicharrones y patatas souffle, y finalmente café y chupitos. Aleix lo mismo, pero con un guiño a Cataluña y el Mediterráneo: un pan tumaca, una recreación del mar con trece productos marino y unas rocas lunares con helado de violetas y crema catalana.

Fresco, divertido, humilde... son adjetivos de los jueces para los platos de Aleix, que llegó hecho un flan al concurso y ahora fue capaz de elaboraciones como las de la final, sólidas y vanguardistas, pero a la vez ancladas a sus orígenes humildes. Jordi le asustó, desempeñó el papel de coach hasta el final, pero se olía en el ambiente que el catalán iba a llevarse el gato al agua por encima de Teresa, que nunca encontró el "hilo conductor" en sus platos. Y así fue: Aleix, de 26 años y pescadero, fue el séptimo campeón de MasterChef.

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