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El público estalla contra Belén Rodríguez: "Prepotente, impresentable, amargada"

Una anécdota mal entendida y su posterior explicación le valió a la colaboradora un aluvión de críticas. "Me importa una mierda", respondió ella.

Una anécdota mal entendida y su posterior explicación le valió a la colaboradora un aluvión de críticas. "Me importa una mierda", respondió ella.
Belén Rodríguez | Telecinco.es

No es ninguna novedad que Belén Rodríguez es una de las colaboradoras más controvertidas de Sálvame por su sinceridad y comentarios letales pero, en esta ocasión, una broma mal entendida le ha pasado factura con la audiencia. El revuelo se generó cuando la colaboradora contó que, antes de acudir a comer a un restaurante de Madrid, siempre le gusta pedir la misma mesa, pero si hay alguien sentado, "les hago levantarse". Algunos asumieron que la periodista se comportaba como una diva, y durante la sección de "El defensor de la audiencia" de Kiko Matamoros, Sálvame emitió las llamadas de espectadores enfadados y decepcionados con Belén.

"Quiero empezar diciéndole a los espectadores que lo que piense la gente de mí, en general, me importa una mierda", contestó para sorpresa de los colaboradores y el público. "Creo que has subido en este momento tu número de seguidores", respondió Matamoros con sarcasmo. "Yo lo pasé muy mal con las opiniones de la gente cuando comentaba Gran Hermano y realities, y decidí vacunarme. No me importa nada lo que puedan decir de mí, solo me importa la opinión de la gente que me quiere y a la que yo quiero", explicó. "¿Puedes escuchar a la gente? Porque a lo mejor estás equivocada...", le reprendió Paz Padilla.

"Lo que opine la gente que no tiene mesa en un restaurante porque no salen de su casa en todo el día...", continuó, aunque decidió cortar antes de volver a liarla. "Llevo yendo 14 años al mismo sitio y el dueño es muy amigo mío. Antes de ir, llamo y pregunto si tienen mi mesa, porque, si no, no como en otra mesa porque no me gusta. Es broma que yo levante a nadie de ningún sitio, eso era una exageración y pensaba que la gente tendría sentido del humor, pero ya he visto que no", sentenció.

Lejos de calmar los ánimos, el público entendió su explicación como una nueva provocación y volvió a criticarla tachándola de "prepotente", "impresentable" o "amargada", entre otras lindezas.

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