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Cuando Peret recibió amenazas de muerte y otras historias del Festival de Eurovisión

Llega una nueva edición del Festival de Eurovisión, que a lo largo de su historia ha dejado todo tipo de anécdotas.

Llega una nueva edición del Festival de Eurovisión, que a lo largo de su historia ha dejado todo tipo de anécdotas.
Peret en su actuación de Eurovision | Youtube

Se celebra este sábado, 14 de mayo, la sexagésima edición del Festival de Eurovisión, al que acude como representante de Radio-Televisión Española la llamada Chanel, con la canción "SloMo" (así escrita), en un estilo de pop latino "a lo Jennifer López" pero con su indudable personalidad, que en el escenario aparecerá junto a unos bailarines; intérprete que ganó la fase previa en el transcurso del Benidorm Fest donde, en principio, el voto popular había seleccionado al trío gallego Tanxugueiras, pero después del definitivo del jurado se inclinó por elegir a la citada Chanel. El certamen se celebra este año en Turín, adonde acuden cantantes de cuarenta y un países.

El Eurofestival, como también se denomina, fue una creación de la Unión Europea de Radiodifusión en 1955 tomando como espejo el Festival de San Remo; todavía en nuestro país no se conocía la televisión. Fue al año siguiente cuando empezaron a emitirse emisiones de prueba. No obstante hasta 1961 España no tomó parte en este certamen musical europeo. Conchita Bautista, luciendo un vestido prestado por Carmen Sevilla, defendió una pieza de Augusto Algueró, "Estando contigo" (que luego popularizó Marisol, en cine y discos), quedando en último lugar. La mala suerte prosiguió en años posteriores, también a la cola, hasta que en 1966 Raphael logró una honrosa sexta posición interpretando "Yo soy aquel", de Manuel Alejandro. El de Linares repitió al año siguiente defendiendo, del mismo autor, "Hablemos del amor", con igual puntuación.

Fue 1968 el año en el que España resultó vencedora con "La, la, la", del Dúo Dinámico, tema que iba a interpretar en Londres Joan Manuel Serrat, pero presiones nacionalistas le obligaron a la pretensión de hacerlo en lengua catalana. Como aquello no fue posible, Massiel lo sustituyó con su archisabido triunfo. El Gobierno español hizo lo posible porque aquello sucediera, dicho sin demérito de la artista madrileña. Y en la edición posterior todavía invirtió mucho dinero, amén de influencias con vistas al turismo internacional, invitando a centenares de corresponsales europeos con el afán de encubrir en parte imágenes negativas hasta entonces del Régimen franquista. Y la fortuna intervino de manera excepcional pues por primera vez, tras el cómputo final de los jurados quedaron ganadores cuatro países, entre ellos el nuestro, representado por la catalana Salomé y "Vivo cantando", luciendo en el escenario del Teatro Real madrileño un modelo de Pertegaz, que pesaba catorce kilos, cubierto de pedrerías.

Pareciera que la música española iba teniendo su influencia internacional y así, en 1970 fue el todavía poco placeado Julio Iglesias quien alcanzó un cuarto lugar con "Gwendoline", de su autoría, inspirándose en una joven que conoció en Londres, pero no una rusa de familia aristocrática como se publicó entonces. La anécdota es que como el futuro ídolo de masas no sabía qué hace con sus manos le confeccionaron un traje sin bolsillos. Fue nuestra representante en Dublín 1971 la jiennense Karina, que estuvo a punto de ganar con la melodía "En un mundo nuevo", que le compuso su entonces novio, Tony Luz, con aire de marcha. Estuvo en un trance de ganar… pero quedó en segundo puesto. El capitoste de la delegación española respiró tranquilo y al finalizar con el triunfo de Mónaco, dijo a sus compañeros: "¡Menos mal que no hemos ganado!". Se lo escuché perfectamente al pasar junto a él en el teatro Gaiety, donde me encontraba, ignorando el jefazo de TV que allí había un periodista español, que era yo. Prudente, no quise publicarlo, pero tampoco creo me lo hubieran permitido donde yo trabajaba entonces: un semanario que no quería tener problemas. Y desde luego no se lo dije a Karina ni a los de su casa de discos, Hispavox. Seguro que se habrían cabreado lo suyo. Y con razón.

Jaime Morey naufragó al año siguiente. Mas en 1973 Mocedades alcanzaron también un meritorio segundo puesto con "Eres tú", del compositor que los había encumbrado, Juan Carlos Calderón. Para muchos comentaristas, fue una de las mejores canciones del certamen en toda su historia. Y llega 1974. Peret fue presionado al máximo para competir, no quería, hasta que accedió. Con "Canta y sé feliz", que le deparó tan sólo un décimo puesto. Lo peor fue el miedo que pasó desde varias semanas atrás cuando recibió varias cartas donde le amenazaban de muerte. Le pusieron varios guardaespaldas. Nunca se supo quién las enviaba. Aunque se supuso que era de un grupo antisistema o en todo caso de raíces izquierdistas, enemigo del régimen franquista. Por supuesto que tal episodio fue silenciado para la opinión pública.

Pese a su buena interpretación con "Tú volverás", Sergio y Estíbaliz tan sólo llegaron a la décima posición cuando acudieron a Estocolmo en 1975. Y en ediciones posteriores tampoco acertamos con la participación del canario Braulio, Micky, José Vélez hasta que llegado 1979 Betty Missiego hubiera resultado triunfadora con "Su canción" de no ser por una sorprendente decisión del propio jurado español. Faltando los votos finales y España ganaba por 116 puntos, Israel le seguía los pasos con uno menos. Le tocaba votar en último lugar al jurado español. No podía votar a Betty Missiego. Y lo que hizo fue… ¡darle los votos a Israel! Decepción absoluta en la representación española, en los millones de telespectadores de nuestro país. ¿Por qué sucedió aquello? Sencillamente porque desde el palacio de la Moncloa hubo una llamada telefónica. Era Presidente entonces de nuestro Gobierno Adolfo Suárez.Estaba claro que no le interesaba la victoria de nuestra participante, sabiendo que de haber sido así, como se esperaba, nos hubiera correspondido organizar al año siguiente el certamen eurovisivo, con todos los cuantiosos gastos que eso suponía. La artista peruana y su marido, que ejercía de su representante, echaban chispas.Todos cariacontecidos. Y muy tristes porque en la fecha del certamen, Martín Garea, director de la casa de discos de Betty, Columbia, recibió la noticia de que uno de sus hijos se había matado al subirse a los topes de un tren en Madrid.

En adelante, el interés por el Eurofestival fue decayendo entre nosotros. En la década de los 80 nuestros artistas, sin éxitos destacables, fueron Trigo Limpio, Bachelli, (que por entonces fue acusado de plagiar una canción de Julio Iglesias), Lucía (que en el año de la guerra de las Malvinas se le ocurrió a algún listo que esta sevillana nos representara con un tango argentino), Remedios Amaya (magnífica cantaora flamenca que naufragó con "Quién maneja mi barca", que nada tenía que ver con su género y estilo). En 1984 hubo esperanzas con el cuarteto Bravo, y no hicimos mal papel, con el tercer puesto. Confiábamos mucho en Paloma San Basilio, que interpretó al año siguiente "La fiesta terminó" ataviada con un modelo que pesaba siete kilos (la mitad, recordarán, del de Salomé) cubierto de brillantes y cristal) que de nada le sirvió, pues quedó en el puesto décimo cuarto. Prosiguió la lista de derrotados: Cadillac, Patricia Kraus (hija de Alfredo, el inmenso tenor canario), Nina (la patrocinada por Xaviar Cugat, luego "coach"), en sexto lugar, al menos. En quinto quedaron las gitanas hermanas Azúcar Moreno, con "Bandido", superando el incidente causado por problemas técnicos con el sonido, teniendo que volver a empezar su actuación. Parecía que, aun sin vencer, íbamos recuperando mejores clasificaciones, porque en 1991, el catalán Sergio Dalma, al que le esperaba un magnífico futuro profesional, logró situarse en cuata posición con"Bailar pegados", tema que no ha dejado nunca de incluir en su repertorio.

Serafín Zubiri, un esforzado intérprete privado de visión, navarrico, nada pudo hacer con "Todo esto es la música", salvo quedar en el puesto catorce. Ni Eva Santamaría ni Alejandro Abad tampoco. Y, de pronto, la grata sorpresa de la atractiva Anabel Conde, tercera en Dublín con "Vuelve conmigo", una fuengiroleña de la que nada que sabía y tampoco mucho después tras su éxito en 1995. Y en adelante más decepciones con Antonio Carbonell, aunque Marcos Llunas quedó luego sexto, Mikel Herzog, sin papel relevante, Lydia, otra vez situada en último lugar, hasta que David Civera consiguió otro sexto puesto llegado el nuevo siglo XXI.

De Operación Triunfo surgieron voces aún en candelero, como la de Rosa, quien con su portentosa garganta alimentó muchos sueños con su "Europe´s living a celebration", pero sólo consiguió el puesto número siete. Comenzó entonces la costumbre de competir con canciones en inglés, que vituperaban muchos españoles. ¿Por qué no hacerlo en nuestro idioma, el tercero de importancia en el mundo? Continuando esta larga relación vayan los nombres de Ramón, Son de Sol, Las Ketchup (graciosas pero sin acierto con "Bloody Mary"), D´Nash… Ya la patochada en 2008 de Rodolfo Chikilicuatre, un actor cómico catalán, al que embaucaron para competir con "Baila el Chiki-chiki"), esperpento musical que se fraguó a medias en un despacho entre Santiago Segura, Andréu Buenafuente y algún otro chistoso. Soraya Arnelas, Daniel Diges (el de "Algo pequeñito"), Lucía Pérez… Pastora Soler, con su discografía notable, quedó sólo en décimo puesto con "Quédate conmigo" en 2012. Y sin nada digno de mención, El Sueño de Morfeo, Ruth Lorenzo, Edurne, Barei hasta que Manel Navarro consiguió quedar también en última posición con su "Do it for Your Lover", que gran parte de la audiencia española ni se enteró de qué iba. Llegamos al final de esta larguísima relación con los nombres, que nada nos dicen, de Alfred García y Amaia, Miki Núñez y Blas Cantó, que no pudo participar porque el Eurofestival fue cancelado provisionalmente en los años 2020 y 2021 por causas del Covid-19.

¿Interesa a estas alturas el Festival de Eurovisión? Hay gustos diversos entre los países participantes: unos se inclinan por su folclore, otros por un pop diferente; actuaciones presentadas con abuso de coreografías y luminotecnia. El talento escasea en letristas y compositores. Y luego las votaciones de público y jurados es siempre muy subjetiva respecto a lo que hoy en día prevalece en la música más imperante en nuestros días. La política importa. Los negocios entre las televisiones participantes, influyen. Y entre los países del Este y los restantes hay claras divisiones. Los pronósticos no suelen coincidir al final de las votaciones. Parte Chanel, nuestra concursante, con buenos augurios. Al menos, hay que reconocerle su excelente voz. Que gane o no, tenga buen o regular, mala clasificación, queda en el albur, como hemos explicado a nuestro entender, habida cuenta las decenas de ediciones contempladas entre el sopor por su duración y la escasez de interés. Ojalá me equivoque y cambie de juicio.

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