El Parque Natural de Arribes del Duero ocupa una estrecha franja de algo más de 1.000 kilómetros cuadrados entre la zona occidental de Zamora y Salamanca y es frontera natural con Portugal. Un enclave de gran belleza con dos protagonistas principales: el río Duero y el río Tormes, verdaderos artífices del entorno y el hábitat natural privilegiado de la zona.
Como punto de partida, el pueblo de Fermoselle se sitúa en el confín suroccidental de Zamora y está cercado por los ríos Duero y Tormes. En la otra orilla queda Portugal. El paisaje, casi eternamente primaveral que se atisba dese lo alto del pueblo, se interrumpe por el gran barranco que se precipita al Río Duero, verdadero corazón de los Arribes.
Con calles tortuosas y empinadas, la villa de Fermoselle parece sacada de un cuento medieval con todos sus ingredientes, incluidos los restos de un castillo con historia: en él el obispo Acuña afianzó su rebeldía en la Guerra de las Comunidades contra Carlos I. De origen celta, su historia está salpicada de lusitanos, romanos visigodos y árabes. La que es conocida como la capital española de Arribes del Duero, lo es también por ser el pueblo de las mil bodegas y no es para menos: cada casa tiene la suya excavada en roca con arcos de medio punto y muchas se están poniendo a la venta, dado el auge del turismo en la zona. El pueblo fue declarado conjunto histórico artístico en el año 1974 y en la actualidad goza de cierta fama y afluencia de visitantes dado su privilegiado emplazamiento, prácticamente en el centro geográfico del Parque Natural de los Arribes del Duero.
Como si de una road movie se tratara, viajar por este espacio natural es un regalo para los sentidos, sobre todo el de la vista. Aunque la historia y cultura tengan un peso importante en la zona ya que se unen Zamora, Salamanca y Portugal, sin duda es el espectáculo que la propia naturaleza ofrece el principal atractivo y motivo por el que visitar los Arribes y sobre todo repetir.
El río Duero es el denominador común y principal fuente de vida de los bellos pueblos que se asientan en esta franja fronteriza. Entre los españoles y portugueses se localizan una serie de miradores, a cada cual más espectacular y remoto que el anterior (aunque muy bien señalizados), que muestran una visión panorámica de los cortados, la penillanura que rodea el río y, sobre todo, la impresionante altura que alcanza el cañón, en algunos puntos superior a los 200 metros. Un importante refugio para la fauna y uno de los ecosistemas más ricos de Europa. Además, la bonanza térmica de este enclave microclimático favorece el cultivo de viñedo, fruta y olivo.
Por poner algún ejemplo de los puntos más importantes sobre el mapa de los Arribes, cabe destacar en la parte española el mirador de Las Barrancas, muy cerca del pueblo de Fariza, con un escarpado acceso casi virgen, que recuerda algunas escenas de películas o series como El Señor de los Anillos o Juego de Tronos, o el mirador del Fraile, también muy remarcable.
Continuando en la parte española, nos encontramos ante una de las cascadas más famosas de España. El Pozo de los Humos se encuentra en la provincia de Salamanca, entre las localidades de Pereña de la Ribera y Masueco y su impresionante cascada está situada en el curso del río Uces, con una caída libre de 50 metros que puede ser comparable con otras más famosas como la del Niágara, al menos en altura. Su visita es obligada, aunque tortuosa para los más pequeños, ya que hay que recorrer un camino de unos dos kilómetros hasta llegar al preciado mirador.
Pasando a nuestro vecino Portugal, Miranda do Douro es el espejo de Fermoselle en la parte portuguesa de los Arribes del Duero, siendo en este pueblo desde donde poder tomar uno de los barcos que muestran el cañón del río desde dentro. Pero partiendo desde Miranda en pocos kilómetros de recorrido en coche es posible acceder a varios miradores que nos darán otra panorámica del cañón del Duero, esta vez desde el lado portugués.
El mirador del Picote está situadoen la localidad portuguesa del mismo nombre, pueblo tranquilo cuyos habitantes ya están acostumbrados a recibir forasteros que aparcan sus vehículos en la plaza para seguir a pie las señalizaciones hacia el Miradouro Fraga do Puio. En este silencioso lugar el río Duero ha excavado un espectacular meandro. También el Mirador do Pisões, cerca del pueblo portugués de Sendim, ofrece una vista privilegiada del Duero, con unas paredes del cañón no tan verticales como en otras zonas pero de igual belleza.
Los o Las Arribes, según se trate de la parte Zamorana o salmantina, son un remanso de paz y tranquilidad entre dos países hermanos, que ha visto pasar milenios impertérrito y acumulando vida y belleza. Un lugar mágico en la Península ibérica que podría rivalizar perfectamente con alguno de los fiordos de la lejana Noruega, pero con mejor clima.