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Oudenaarde, una pequeña y desconocida joya en medio de la vieja Europa

El mapa de Europa está repleto de pequeñas localidades por descubrir y que merecen una oportunidad en nuestros apretados itinerarios.

El mapa de Europa está repleto de pequeñas localidades por descubrir y que merecen una oportunidad en nuestros apretados itinerarios.
Oudenaarde, una ciudad por descubrir en mitad de Bélgica

Cuando se habla de Bélgica y más en concreto de su región flamenca, a todos nos viene a la mente algunas de sus maravillosas ciudades como Gante, Brujas o Amberes, pero Flandes no solo tiene en su territorio a estas urbes tan señaladas, bellas y de tanta importancia histórica para Europa. Existen una serie de pueblos y ciudades de pequeño tamaño, eclipsadas por los grandes destinos urbanos del país, pero que bien merecen un paseo, al menos de una jornada.

Es necesario salir del circuito ampliamente publicitado de las urbes más famosas para perderse en los espacios rurales del territorio belga, algo escasos dada la alta industrialización del país, y descubrir otros puntos como es el caso de Oudenaarde, una ciudad de 30.000 habitantes en la región de Flandes oriental, en las Ardenas Flamencas, a unos 25 kilómetros al sur de Gante. Con una rica historia, este lugar ahora casi desconocido en el mapa de la vieja Europa, tuvo su apogeo entre los siglos XVI y XVII, siendo un importantísimo centro de producción de tapices. Hoy en día también se sigue dedicando a la industria textil así como a la elaboración de la cerveza ya que dispone, ni más, ni menos, que de cuatro fábricas de cerveza en sus alrededores: Liefmans, Smisje, Cnudde y Roman, esta posiblemente es la más internacional.

La visita es muy recomendable iniciarla, como en casi todas las ciudades de la parte flamenca, en la plaza del mercado o Grote Markt, que normalmente es la gran plaza principal y en el caso de Oudenaarde tiene un atractivo añadido, que ya se anticipa desde lejos: su fabuloso edificio del Ayuntamiento. En la misma plaza se encuentra la Iglesia de San Walburga y la casa de Margarita de Parma, además de estar rodeada por un pictórico conjunto de casas gremiales, la principal postal turística de cualquier rincón belga.

El ayuntamiento por sí sólo ya merece una visita exprés a Oudenaarde. De estilo gótico renacentista, es uno de los monumentos más célebres de Bélgica, con un bellísima y equilibrada fachada, decorada con con dos pisos de arcos, que a su vez tienen ventanas muy decoradas, está engalanado en su cúspide con un tejado aún más espectacular, dividido en el centro por el campanario. El edificio está abierto al público y es muy recomendable pasearse por la sala de plenos, donde se aprecian a la perfección los escudos de armas de varios reinos españoles de la época, además de un gran escudo de armas del emperador Carlos V, que residió en la ciudad durante unos meses en 1522, tiempo suficiente para engendrar a Margarita de Parma, hija ilegítima del emperador, hermanastra de Felipe II, y regente de los Países Bajos españoles. Es destacable también el museo, donde poder admirar objetos históricos y sobre todo sus inmensos tapices. Tanto el Ayuntamiento como su Campanario, fueron declarados en 1999 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En su interior también se encuentra la sede del Museo MOU.

Como nota diferente al siempre interesante lado histórico y cultural, los amantes del ciclismo tienen una cita anual en esta localidad ya que se celebra la Retro Ronde, una competición recreativa llena de color y de vida, en la que los vecinos y aficionados venidos de los alrededores conducen bicicletas de época y ropas anteriores a los años 80.

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