El confinamiento en nuestros hogares debido al coronavirus puede ser menos duro si invertimos nuestro tiempo en tareas que nos distraigan, nos diviertan y nos hagan olvidar todo lo que echamos de menos. La cocina puede convertirse en una de nuestras grandes aliadas en los momentos de desidia que a todos nos pueden invadir a lo largo del día en nuestros hogares.
Ya sea para disfrutar del resultado en solitario, con amigos o en familia, hoy os traemos una receta imprescindible para los amantes del pan. Una elaboración rápida y muy sencilla con la que podrás disfrutar de pan recién hecho con productos que todos tenemos en casa.
Ingredientes
Para un pan de 800 gramos:
500 gramos (4 tazas) de harina de trigo de todo uso
350 ml de agua templada ( 1 taza y media)
6 gramos de levadura deshidratada de panadero o 15 gramos de levadura fresca
10 gramos de sal
15 gramos de azúcar
3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Preparación
Lo primero que haremos es hidratar la levadura. Para ello, ponemos un poco de agua en un recipiente y vertemos la levadura y el azúcar. Removemos hasta que se disuelva por completo durante 2 minutos.
En otro recipiente de mayor tamaño, ponemos el resto del agua y añadimos la levadura y azúcar que hemos disuelto anteriormente. Incorporamos el aceite de oliva y por último se le añaden cinco cucharadas de harina. Lo mezclamos todo, se tapa con un paño limpio y esperamos durante 15 minutos a que la levadura se active.
Transcurrido el tiempo añadimos el resto de la harina, la sal y seguimos mezclando. Cuando la harina esté bien integrada pasamos a realizar el amasado. Con las manos untadas en aceite de oliva para evitar que se nos pegue, la trabajamos durante dos minutos encima de una superficie lisa.
Cuando tengamos la masa lista, hacemos una bola y dejaremos reposar durante 30 minutos, hasta que doble su tamaño. Cuando haya pasado el tiempo, volveremos a amasar durante un minuto para quitarle el aire.
En una bandeja de horno colocamos un papel especial para horneado, lo untamos de aceite de oliva y colocamos nuestra masa con la forma que deseemos. Con un cuchillo hacemos un par de cortes en la parte superior. Si quieres darle un aspecto más rústico al pan se le puede añadir un poco de harina por encima.
Para evitar que el pan pierda la humedad durante el horneado, puede taparse con un recipiente especial para horno que previamente habremos untado en aceite de oliva. Así el pan quedará mucho más jugoso por dentro.
Introducimos en el horno frío y lo encenderemos con calor arriba y abajo, a 200 grados durante 45 minutos. Una vez transcurrido el tiempo, sacamos del horno nuestro pan y lo colocamos sobre una rejilla, donde lo dejaremos enfriar.
Y ya estaría listo para degustar, ¡buen provecho!