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Viaje exprés que lo tiene todo: un día en Narbona y una cena al estilo francés más refinado

Visitar la ciudad de Narbona, al sur de Francia, es una experiencia viajera en todos los sentidos, sobre todo en el del gusto, en Les Grands Buffets.

Visitar la ciudad de Narbona, al sur de Francia, es una experiencia viajera en todos los sentidos, sobre todo en el del gusto, en Les Grands Buffets.
Un día en Narbona y una noche en un restaurante francés de récord: Les Grands Buffets

Francia siempre sorprende, incluso después de visitar sus ciudades y sus pueblos en repetidas ocasiones, es un país que regala algo nuevo en cada viaje. El sur, más en concreto la región de Occitania, es además un atractivo destino para los españoles por su cercanía y accesibilidad.

En este caso, la histórica y emblemática ciudad de Narbona está realmente al alcance de la mano a poco más de una hora en tren desde Barcelona, gracias a la conexión que ofrece Renfe- SNCF en cooperación, incluso también desde Madrid en un agradable y tranquilo viaje que no llevará más de 5 horas.

En ese viaje exprés, de una jornada, para ser exactos, podría tener como banda sonora dos de los discos más famosos de la banda inglesa Queen: Un día en las carreras y Una noche en la Ópera. No por tener alguna referencia a la ciudad en sus letras, sino por sus títulos y el itinerario del viaje: un día en Narbona y una noche en la ópera del sentido del gusto en su restaurante de más renombre: Les Grands Buffets.

Narbona, fundada por los romanos unos 118 años antes del nacimiento de Cristo, es atravesada por el canal de la Robine, que marca la vida de los narbonenses, clasificado como patrimonio mundial de la humanidad por la UNESCO y situada en la famosa vía Dolomita, el primer camino romano en la Galia, que permitía enlazar la península itálica e Hispania, siendo además la ciudad más poblada del departamento de Aude, con unos 50.000 habitantes en su casco antiguo.

Pasear por las calles del casco histórico, teniendo como referencia el canal de la Robine y el Puente de los Comerciantes, que une el barrio de Bourg con el centro de la ciudad, no llevará más de un día. Un plan ideal para acompañarlo de una buena cena al más puro estilo francés de época. Después de pasar la noche en uno de los coquetos hoteles boutique del centro, tras un desayuno rápido con un delicioso sandwhich croque monsieur y un café, tendremos fuerzas para dirigirnos a la céntrica estación y tomar el primer tren de alta velocidad que nos llevará de vuelta a Barcelona o Madrid. 24 horas bien exprimidas y sin las prisas de los aeropuertos.

Qué ver en Narbona en un día

Para empezar, hay que tomar como referencia el Puente de los Comerciantes que une el barrio de Bourg con el centro de la ciudad y atraviesa el canal de la Robine. Este curioso puente, que recuerda al Ponte Vecchio en Florencia, aunque el de Narbona se componía de 7 arcos, actualmente inundados de tiendas y por él pasaba la Vía Dolomita romana.

La catedral de San Justo y San Pastor, co sus 41 metros, la convierten en la tercera catedral más alta de Francia solo por detrás de la de Amiens y Bourges. Es de estilo gótico y reemplaza a una iglesia del siglo IV ubicada en el mismo lugar.

También es muy recomendable disfrutar del paseo Cours Mirabeu, emblemático y bonito paseo en la orilla derecha del canal de la Robine, donde todos los jueves y los domingos por la mañana se colocan los mercadillos de la ciudad.

La joya de la corona narbonense, en términos turísticos, es el Palacio Museo de los Arzobispos y el Torreón Giles Aycelin. Es el segundo conjunto monumental arzobispal de toda Francia después de Avignon. Las torres de la Magdalena y San Marcial, el Palacio Nuevo y la Catedral de San Justo y San Pastor. Forman un complejo arquitectónico excepcional, con muestras de arquitectura carolingia, románica, gótica y renacentista. De obligada visita.

Frente al Palacio de los Arzobispos se encuentran los restos de la Vía Dolomita, en el mismo centro de la ciudad de Narbona, testimonio de su legado romano. Esta calzada unía Italia con España en el siglo II antes de Cristo y fue descubierta en 1997.


Una noche de cena al estilo francés

El restaurante Les Grands Buffets, fundado en la periferia de Narbona en 1989, es el gran referente de la gastronomía tradicional francesa, en un ambiente de palacio del siglo XVIII. Es el primer restaurante de Francia en términos de facturación: 20 millones de euros al año y cuenta con 200 empleados.

Más de 360.000 comensales venidos de toda Francia y muchos otros países europeos, entre ellos España (de la que viajan más de 50.000 al año) es considerado por la guía Gourmand "el mejor restaurante de Francia" y tras haber invertido más de 5 millones de euros, la transformación y mejora de este emblemático establecimiento se nota nada más entrar y culmina en sus dos nuevas salas: el Salón Doré, engalanado con más de 18.000 hojas de oro colocadas a mano en sus paredes y L’Espace Glacier, un "refinado escenario" que recuerda a las grandes casas parisinas.

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La tente d'Aappart Jean Baptiste Nolin, es uno de los comedores históricos

Como curiosidad, al año Les Grands Buffets sirve 50 toneladas de ostras, 40 toneladas de bogavante, 500.000 macarons artesanos y más de 3 millones de pasteles elaborados a mano.

Según las palabras de su fundador Louis Privat, el restaurante fue abierto "para que el gran público pudiera recuperar el lujo y la tradición culinaria francesa junto con los servicios de mesa más clásicos", una idea que se ha materializado a la perfección y que es trabajada a diario en cada uno de los rincones de este lugar ya que cada detalle transporta al comensal en el tiempo, como si de estuviera viviendo la experiencia en una gran mansión francesa de la época, donde se usaban manteles de algodón blanco y grandes servilletas bordadas.

Francia y los quesos, dos inseparables

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El gran surtido de quesos. | David Alonso.

Francia es el país del queso por excelencia y Narbona la capital mundial, eso lo saben en este restaurante en el que no han dudado en sacar músculo con su amplia oferta quesera con sus 111 variedades de quesos. Una cifra astronómica, a la que no hacen justicia las fotos porque es necesario experimentar en persona. La sala donde se despliega este repertorio quesero tan abrumador desprende una mezcla de olores por la gran variedad de sabores y formas que en ella se pueden degustar. Además, desde el propio restaurante, recomiendan disfrutar de un buen surtido de quesos acompañándolos con un buen champagne francés, todo un éxtasis para el sentido del gusto.

Entre los grandes clásicos de la gastronomía tradicional francesa que es posible tener la oportunidad de deleitar en este restaurante, que hay que aclarar no es un buffet libre tal y como lo entendemos en España, se encuentran el platau royal de marisco, el Canard au Sang (pato a la sangre) o la liebre a la royal. Los tres platos de alta gastronomía se elaboran en vivo y en directo, frente a los comensales, en lo que ya es un ritual marca de la casa previo a la propia ingesta de estos maravillosos manjares.

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