Repetimos experiencia en Alilian para comprobar que su sorprendente cocina sigue en plena forma gracias al jefe de cocina Jesús Arroyo, a sus dueños Andrés Xuu y Jovi, y al maravilloso trato responsabilidad del jefe de sala Javier Jiménez.
En Alilian, que es una palabra china que significa "la primera luz del día", tiene una propuesta gastronómica mayúscula gracias a las mejores materias primas y al trato que Arroyo les da en la cocina para redondear un perfecto viaje lleno de sabores, matices y texturas.
De esa mezcla de texturas probamos unos muy buenos torreznos caseros con humus de garbanzos (17€) en los que el crujiente del tocino contrasta con la cremosidad del humus que lo acompaña a la perfección. Muy rico también el tartar de salmón sobre aguacate con marinada japonesa (17€), un plato poco elaborado pero de buen sabor.
Al chef le gusta tirar de creatividad para sorprendernos en cada plato y sigue consiguiendo emplatarlos de una forma original para que te entre primero por los ojos. Así llega el sándwich de codillo, que aparece con el hueso acompañando al bocadillo. Este es uno de los mejores platos de esta segunda visita al muy buen restaurante de la avenida Siglo XXI de Boadilla del Monte.
El restaurante cuenta con varias estancias aptas para todo tipo de clientes en función de sus necesidades. Desde una coqueta barra, a una sala espaciosa y una terraza perfectamente aclimatada a las estaciones del año.
Acompañados una vez más por el buen vino de la casa, elaborado en sus propias bodegas Alilian, situadas en la localidad burgalesa de Aranda de Duero, y con D.O. Ribera del Duero, comprobamos el gusto del chef por innovar con unas croquetas deconstruidas (10€), con muy buen sabor, una bechamel ligerísima y recubierta por el rebozado para comer a cucharadas.
Muy rico está también el risotto del bosque (13,50€) que, aunque su color sea muy llamativo, al metértelo en la boca compruebas que su sabor merece mucho la pena. Terminamos de comprobar el buen hacer y la creatividad de Jesús Arroyo con un muy buen bacalao confitado con espuma de miel de flores (17,50€). Una solución perfecta para los que no quieren disfrutar de las carnes que se sirven aquí como el lomo bajo de vaca vieja, el solomillo de ternera a la brasa, el cachopo o el lingote de rabo de toro.
De postre nos sacan una base de galletas con crema de galletas, tarta de queso y remolacha con petachoc, con mejor sabor que aspecto. Un dulce final para otra grata experiencia gastronómica en un restaurante que, pese a estar a las afueras de Madrid, merece mucho la pena visitar con amigos o familia. Además su ticket medio de unos 30€ es muy aseguible y tienen menú del día de lunes a viernes. Y cuenta con carta de alérgenos para que todo alérgico e intolerante pueda ir a comer con total tranquilidad.
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