
Viajar al Algarve, la rica y soleada región del sur de Portugal, es una buena elección se mire por donde se mire. Una apuesta segura para descubrir o redescubrir algunos de los rincones más bellos y genuinos de nuestro país vecino, tan rico en patrimonio, cultura, gastronomía y sobre todo buenas gentes. En esta ocasión, la crónica de esta aventura viajera se sale de la manida propuesta de sol y playa que a casi todo el mundo le viene a la memoria cuando se escucha la palabra Algarve. Es por ello que esta es una experiencia diferente en coche, por pequeños pueblos bonitos de interior (y también grandes), con mucha historia, islas de pescadores, viñedos o festivales locales de música y sin poner una toalla en la arena de la playa.
Con la mirada puesta en el volante y en el asfalto, la autopista A22 fue una compañía fiel durante los días del viaje, también llamada Vía del Infante de Sagres, una columna vertebral que conecta cómodamente el Algarve, de este a oeste como si de una gran arteria se tratara, eso sí, de pago. Más de 100 kilómetros de carretera en muy buen estado, desde la que salen todas las conexiones regionales para acceder a los diferentes pueblos o zonas de playa de esta región portuguesa.
Una de las cosas más importantes a la hora de planificar un ‘roadtrip’ o viaje en coche por el Algarve, es decidir el lugar donde estará nuestro alojamiento, base de operaciones para luego conducir a cualquiera de los puntos elegidos en nuestro itinerario. En este viaje corto por la parte este y centro de la región, un pueblo cercano a Faro, fue la base de operaciones elegida para ir y venir en el día a los rincones marcados.
A semejanza de los paradores en España, las pousadas de Portugal, son un regalo para el cuerpo y el descanso. El hotel Palacio de Estoi, en la zona alta de Faro, capital del Algarve, evoca grandeza nobiliaria con sus jardines versallescos. Este hotel, que se encuentra bastante aislado en mitad de la nada, entre pequeños pueblos y carreteras comarcales. Servirá para dos cosas: desconectar y ser base de operaciones en esta aventura sobre ruedas por el interior del Algarve.
Loulé y el Festival MED
El gran evento musical del verano en el Algarve es el Festival Med, que se celebra cada año por las calles de Loulé. Un acontecimiento cultural que prácticamente abre la agenda de estival de la región, reuniendo en el centro histórico de la localidad portuguesa a un gran elenco de artistas de los cinco continentes para celebrar la cultura mediterránea a través del talento de un buen número de artistas musicales internacionales. En esta cita fueron más de 90 horas de música, con 66 conciertos, en 12 escenarios diferentes, repartidos por el viejo casco histórico, que este año se celebró con gran éxito del 29 de junio al 1 de julio y que en 2024 cumplirá su XX edición, englobado en el acertado proyecto de Algarve Premium.
El centro histórico del bonito pueblo de Loulé es conquistado, durante un fin de semana, por sonidos de varias partes del mundo, salpicado de puestos callejeros de comida y artesanía, que reflejan la diversidad cultural que es el sello distintivo del evento.
Además de la música, 100 expositores artesanales, 4 exposiciones de arte repartidas por todo el recinto y 12 grupos invadieron la localidad, en la que el turismo no lo ocupa todo (por ahora), y eso hace que la vida diaria de los algarveños se aprecie casi intacta en toda su esencia.
Una de esas experiencias creativa que es posible realizar en el interior de esta localidad portuguesa que se sale de el concepto de turismo convencional, es trabajar la palma y otros materiales com esparto o latón en un lugar llamado TASA Project, que además de taller, es una tienda atendida por sus dos dueñas, que además son las que ofrecen el taller.

Un rincón (casi) imprescindible: las ruinas romanas de Milreu
Cerca de Faro, de fácil acceso en coche, se encuentran las ruinas romanas de Milreu. Con parking propio y un coste de unos 2 euros, allí encontraremos los restos de una importante villa rústica romana situada en la parroquia civil de Estói. Catalogada como Monumento Nacional, las ruinas de Milreu constituyen la evidencia más destacada y mejor conservada de la presencia romana en el Algarve.
Faro, capital del Algarve y mucho más
Faro es la capital de la región, centro cultural, social, religioso y gastronómico del Algarve. Allí veremos su imponente catedral o el Arco da Vila, de estilo neoclásico, se construyó sobre las ruinas de una puerta que formaba parte de la muralla musulmana original, además de su agradable casco histórico.
A la hora de la comida, es necesario salir de la rutina establecida y atreverse a convertirse cocinero por un día gracias a la experiencia creativa culinaria del restaurante Tertulia Algaravía y a su chef, Suzanna Araujo, donde poder aprender a cocinar platos tan exquisitos y tradicionales de la zona como la Tiborna o el Xarém.

Tras la experiencia gastronómica creativa, una rápida visita al Museo Municipal de Faro, justo en frente será la antesala para tomar un pequeño barco con la empresa Algarve WOW, que ofrece una ruta, la Dos Viveiros, que nos llevará a la Isla de la Colatra (inaccesible sin un medio de transporte marítimo) y una degustación de ostras de la zona, las más cotizadas de todo Portugal, tanto que el 90% de su producción se exporta directamente a Francia.
Si aún regresamos con hambre del viaje en barco surcando los mares de la ría de Formosa, el restaurante Check-in, a cargo de Leonel Pereira, chef con dos estrellas Michelín, acaba de abrir recientemente para dar una vuelta de tuerca a la gastronomía portuguesa.
Silves, bonito y caluroso pueblo de interior
Por la mañana podemos hace runa visita guiada a Silves, cerca de Sagres, con guía-intérprete visitando su castillo (muy recomendable) y ver también el Museo Municipal de Arqueología, con un precio simbólico por entrada, además de su catedral.
Para el almuerzo, no sin antes pasear por el interior del reconstruido castillo medieval, donde una enorme estatua del rey Sancho I el conquistador nos recibe, el restaurante Café Inglés es una buena elección, al lado del mismo castillo, donde casi todos los días hay música en directo.
Como plan alternativo al turismo, cerca del viejo puente, emprendedores locales trabajan en una experiencia creativa en contacto con la naturaleza y los productores de naranjas: los dulces populares del Algarve. El lugar de encuentro es una pequeña tienda llamada Doçaria do Sul, donde sus dueñas llevan pocos meses con el proyecto mostrando y enseñando sus creaciones gastronómicas al visitante.

Los viñedos del Algarve, grandes desconocidos
Para finalizar el viaje en coche, que mejor idea que salirse de la monótona autopista para recorrer caminos de arena hasta un viñedo, que también es un resort ecológico, en el que, sus viñas no sufrieron la filoxera, según cuentan sus representantes. Situado en medio de la nada, cerca de la localización de Lagoa, rodeado salvajemente por el verdor del Barrocal del Algarve. Su nombre: Morgado do Quintão, que fue fundado a principios del siglo XIX por el Conde de Silves, y aún permanece en la misma familia, cuya infalible y resistente pasión por la tierra, la comida, los viñedos y el descanso. Una finca que es un homenaje al hedonismo, en cuyo centro se encuentra su tesoro más valioso: un olivo de 2000 años de antigüedad, bajo el que se realizan catas, degustaciones y múltiples eventos y celebraciones.