Menú

El Camino de la Cruz de Caravaca lleva hasta una de las cinco ciudades sagradas del mundo

Los peregrinos disfrutarán de un viaje extraordinario de lugares conectados por senderos de cultura, tradición, historia, naturaleza y fe.

Los peregrinos disfrutarán de un viaje extraordinario de lugares conectados por senderos de cultura, tradición, historia, naturaleza y fe.
Caravaca en el horizonte. | Región de Murcia

El Camino de la Cruz de Caravaca es un trazado de siglos por la Región de Murcia que propicia la peregrinación a la ciudad jubilar de Caravaca de la Cruz. Aunque no todo el mundo lo sabe, la quinta ciudad santa del mundo de la cristiandad –junto con Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Santo Toribio de Liébana– está en la Región de Murcia y entre los senderos del Camino de la Cruz, destaca el Camino de Levante que conduce hacia ella desde la ciudad alicantina de Orihuela.

Caravaca de la Cruz guarda desde el siglo XIII una de las astillas de la cruz en la que fue crucificado Jesús. Este hecho y su devoción milenaria fueron los principales motivos por los que el Papa San Juan Pablo II le concediera ser la quinta ciudad del mundo en celebrar el Año Jubilar 'In Perpetuum' que se celebra desde 2003 cada 7 años, siendo el próximo en el 2024 y que está a punto de empezar.

Los peregrinos y senderistas que emprendan este camino disfrutarán de 120 kilómetros de conexión con senderos de cultura, tradición, historia, gastronomía, naturaleza y fe. Una ruta que recomiendan para todos aquellos que piensen que hay que cuidar el cuerpo en lo físico para armonizarse con lo conceptual. El Camino de Levante hasta Caravaca de la Cruz consta de cinco tramos llenos de puntos sagrados en los que encontrarás los mejores paisajes y la mejor gastronomía de la Región de Murcia.

logo-secundario-color.jpg

El Segura te guía en el camino

En el primer tramo, desde la Catedral del Salvador de Orihuela hasta llegar a Murcia hay dos tipos de peregrinos, aquellos que prefieren hacer la jornada en 6 horas y los que prefieren alargar un poco el día y desviarse de la senda para admirar la iglesia de las Santas Justa y Rufina, el Museo Arqueológico o la casa del poeta Miguel Hernández.

La señalética del camino te guiará campo a través hacia la Región de Murcia, donde circularás por la orilla del río Segura y podrás conocer el trasvase Tajo-Segura para poco después llegar a Beniel. Una de las últimas pedanías por las que pasarás será la de El Raal, un núcleo tranquilo, pues la mayoría de sus habitantes la emplean como ciudad dormitorio.

Un paseo por la huerta murciana

La segunda etapa del Camino de Levante parte de Murcia y llega hasta Alzaguas a través de gran parte de la huerta murciana. En este tramo verás a los agricultores trabajando a orillas del río y podrás conocer el museo dedicado a productos y tradiciones de la huerta, la gran rueda de la Ñora o la Ermita de Nuestra Señora de la Consolación en Molina de Segura.

viaverde-banos-mula.jpg
Ciclistas en la Vía Verde.

El sendero que se recorre en este tramo es la Vía Verde, denominada así por darle una nueva función a las antiguas vías ferroviarias de la Región de Murcia por donde diariamente pasan centenares de ciclistas y paseantes que te podrán guiar en el camino si te sientes perdido.

Tierra de castillos y badlands

El tercer tramo del camino es uno de los más característicos, ya que en los 26 kilómetros desde Alzaguas hasta Mula, donde aguardan la espina de la corona que portó Jesús en la Cruz, encontrarás un paisaje muy particular de la zona debido a la erosión del agua, los badlands

Este es uno de los momentos en los que si quieres pararte a conocer el lugar puedes recorrer un itinerario alternativo para llegar a Los Rodeos, junto al río Mula, donde encontrarás el antiguo asentamiento de Campos del Río. La Región de Murcia está repleta de restos romanos y en esta tercera etapa del camino puedes desviarte al yacimiento de la Villa Romana de Los Villaricos y La Puebla de Mula desde donde se ve el Castillo de Alcalá, una fortaleza para salvaguardar las creencias religiosas.

Entre paisajes y viñedos

El penúltimo tramo del Camino de Levante supone 21 kilómetros entre viñedos hasta Bullas. En esta etapa llegan los ascensos y las cuestas que complican el camino, pero a cambio del esfuerzo se podrá disfrutar del Parque Regional de Sierra Espuña, uno de los entornos naturales más preciados de la Región.

bullas-115-ok.jpeg
Viñedos cerca de Bullas

Si sigues la Vía Verde del Noroeste, llegarás hasta El Niño de Mula y si vas en septiembre, el pueblo conmemora la aparición del Niño Jesús a un pastor de la zona. Cuando llegues a Bullas, encontrarás la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario y el Museo del vino, una visita imprescindible estando en tierra de viñedos y productos que cuentan con Denominación de Origen propia.

El Santuario de la Vera Cruz

El último tramo del camino y el último esfuerzo para llegar al Santuario que tiene Caravaca de la Cruz en su cumbre. El final del camino es la parte más montañosa y ascenderás 500 metros de altitud a través de otro antiguo trazado ferroviario que te llevará hasta el canal de Taibilla. Entre pinares y viñedos llegarás a la bodega más antigua de Bullas en el paraje del Carrascalejo.

foto-atardecer-cehegin.jpg
Atardecer en Cehegín.

En este último tramo conocerás Cehegín, cuyo casco antiguo se ha declarado Conjunto Histórico, donde podrás recorrer sus calles y admirar las ruinas de Begastri, una antigua ciudad romana que fue sede episcopal.

Entre ruina y ruina, habrás finalizado tu Camino de Levante y llegarás a Caravaca de la Cruz donde si miras a lo alto del cerro verás el Santuario de la Vera Cruz.

llegada-santuario-caravaca-ok.jpeg
Fachada del Santuario de Caravaca

Los Caballos del Vino

Una buena razón para hacer el Camino de Levante en primavera es combinarlo con una fiesta realmente inolvidable que se celebra cada 2 de mayo por la mañana en Caravaca de la Cruz. Eso sí, no hay que olvidar cumplir un requisito si no se quiere desentonar entre los miles de personas que celebran los Caballos del Vino, el día grande las fiestas de la localidad.

Y es que todo el mundo se reúne con un pañuelo rojo al cuello y una camisa blanca para vivir en directo la mítica carrera en la que grupos de cuatro mozos corren cada uno junto a un caballo hasta la explanada del Castillo.

Recuerdo de un episodio que según la tradición tuvo lugar durante un cerco de los moros de Granada, al castillo, la fiesta es hoy una espectacular y colorida celebración en la que destacan los mantos con los que se cubre a los caballos, bordados hasta con oro y seda.

Empieza a preparar tu viaje a Caravaca aquí.

En Chic

    0
    comentarios