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Así es Aal Cachucho: un oasis verde de tranquilidad al norte de Madrid entre campos de cereales

Un proyecto turístico familiar que transmite la pasión y los gustos de sus dueños en cada rincón de la finca.

Un proyecto turístico familiar que transmite la pasión y los gustos de sus dueños en cada rincón de la finca.
Aal Cachucho: un oasis verde de tranquilidad oculto entre campos de cereal al norte de Madrid | David Alonso Rincón

A solo 30 km al norte de Madrid, un vergel se distingue entre campos de cereal y dehesas cerca de San Agustín de Guadalix. Se trata de la Finca Aal Cachucho, un remanso de naturaleza y paz que fusiona hotel rural, espacio para eventos y bodas, todo ello en una finca de seis hectáreas donde hace un par de décadas no había casas, ni servicios, sólo monte y un pozo.

Concebida originalmente por el empeño de un matrimonio internacional: Miguel y Anita, un francés y una holandesa, esta aventura comienza hacia el año 1997, cuyos inicios fueron arduos y desalentadores, hasta convertirla en su hogar en 2007. Desde los primeros años este lugar ha seguido creciendo, poco a poco, gracias al duro trabajo en el que ha participado toda la familia, hasta convertirse en un referente para bodas, retiros, reuniones de trabajo y más recientemente una isla en mitad del campo perfecta para escapadas gracias a su concepto de hotel rural.

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Varios rincones de la finca.

Tras la crisis económica de 2010 que acabó con el negocio textil de la familia Lefebvre, un sector en el que comenzaban a tener éxito y mantenía tiendas en Madrid o Londres, esta finca centró todos los esfuerzos y las esperanzas de la familia, que durante años y muchas trabas burocráticas, consiguieron sacar a flote hasta convertirla en lo que es hoy en día.

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El estanque en mitad de la finca. | David Alonso

Un oasis natural rodeado de plantas, árboles y flores, con vistas panorámicas de 360º sobre la Sierra de Guadarrama. Este refugio de la tranquilidad, cuenta con un pequeño hotel boutique de siete habitaciones y una piscina climatizada, aunque la intención de sus dueños es llegar a construir hasta 20 habitaciones con vistas a la sierra y rodeadas de vegetación. Su original decoración o sus amplios y cuidados jardines crean el entorno ideal para la celebración de bodas, fiestas y eventos, tanto familiares, como corporativos. Es difícil no quedarse más de una noche en la finca para exprimirla al máximo.

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Todos los rincones, el diseño de interior, cada uno de los árboles, arbustos o muebles llevan el sello del gusto estético de los miembros de esta familia tan europea y unida, en la que actualmente dos de sus hijas, Natascha y Cassandra, forman parte del equipo de trabajo con diferentes cargos y responsabilidades. "Aquí todo se hace en equipo con las manos y con el alma. Nuestras hijas han crecido entre flores y luces colgadas de los árboles", asegura el padre.

En sus siete habitaciones, con 35m2, una terraza y un jardín privado, tres de ellas suites (Afrika, Lima/Limón, Natura) y cuatro dobles (Zemara, Anoki, Nube, Mini/Maxi) cada una dispone de terraza privada con entrada directa al jardín o piscina. La decoración, cargada de personalidad, se compone de detalles originales, algunos de ellos traídos de viajes a Marruecos, restaurados desde cero, donde se nota el esmero y el cariño puesto por sus creadores. Un hotel rural integrado en la finca donde el leitmotiv es diferente para cada estancia de este complejo.

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La familia propietaria y creadora de la finca | David Alonso

Planes sobre el terreno alrededor de la finca

El entorno ofrece posibilidades interesantes para los que quieran combinar la estancia con la visita a los alrededores. El pueblo de San Agustín de Guadalix es un buen punto de partida de varias rutas de senderismo y ciclismo o paseos por la Dehesa de Moncalvillo. El embalse de Pedrezuela, a pocos minutos en coche o la Sierra de Guadarrama pueden ser perfectamente un plan de una jornada ideal para los amantes de la naturaleza. Otros pueblos con encanto de la zona son Patones de Arriba, Torrelaguna o Manzanares el Real, que bien merecen una visita de un día.

En cuanto a la gastronomía, aquí es posible disfrutar la auténtica cocina madrileña y sus productos Km0 en los pueblos de esta zona como, por ejemplo la exquisita carne de la Sierra de Guadarrama, certificada con Indicación Geográfica Protegida (IGP), que garantiza su calidad y origen. Esta carne procede de razas de vacuno avileña, charolés y limusín, que son criadas en pastos naturales y con métodos tradicionales. Múltiples restaurantes de la Sierra cuentan con este producto, seña de identidad de su altísima calidad.

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Una de las habitaciones con vistas a la piscina. | David Alonso

Relajación experiencias y gastronomía

En el corazón del campo de Madrid, la Finca Aal Cachucho es más que un hotel boutique rural, es un oasis para la relajación. Aquí, la naturaleza se mezcla con el concepto wellness para ofrecer una experiencia única. Entre las muchas experiencias especiales para sus huéspedes, el yoga al atardecer es muy destacable.

Cabe destacar su desayuno, del que presumen con orgullo, servido en "La Jungla", su terraza con vistas, que incluye productos locales como huevos de propias gallinas, tostadas, fruta o café. Ubicada en un camino rural de 1,5 km desde el pueblo de San Agustín de Guadalix, llegando por el Camino de Correcaballos, la finca mantiene un aire de exclusividad rodeada de naturaleza, sin renunciar a la cercanía con Madrid y el aeropuerto, a poco más de 25 minutos.

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