¡Hola cociner@s!
Feliz Día de San Valentín!! Ya sé que muchos detestáis este día, pero yo creo que tiene su encanto… No creo en el San Valentín consumista, sino en un día especial en el que podemos aprovechar para demostrar nuestro cariño a la persona querida. Y aunque esto debemos hacerlo todos los días, el 14 de febrero podemos hacerlo de manera más especial si cabe.
Los que me conocen saben que yo no suelo ser nada “ñoña”, aunque por mis últimas entradas en el blog quién lo diría… ¡todo con forma de corazón! jajaja. Y hoy que es San Valentín, pues no podía ser menos… Así que he hecho la tarta de queso más romanticona de la historia
Para aquellos a los que los corazones les dan repelús, no os preocupéis… vosotros podéis hacer la tarta en un molde cuadrado…
He de deciros que soy una súper fan de las tartas de queso. Tengo muchísimas recetas, aunque la verdad es que normalmente suelo hacer siempre las mismas: la típica con sabor a limón, y la conocida como “Cheesecake”.
La tarta que hoy os traigo era la primera vez que la hacía, a pesar de que tenía esta receta desde hace varios años. Y creo que pasa a ocupar el número 1 en mi ránking de tartas de queso!!
Me ha resultado muy auténtica, ya que no lleva ningún tipo de aroma a limón o vainilla. Sabe a queso, sin más. Y no es nada empalagosa, lo cual se agradece.
He querido innovar un poco en la preparación, ya que la típica base de galleta y la conocidísima cobertura de mermelada las conocemos todos. Así que espero que os guste!!
- 1/2 litro de nata líquida para postres
- 1 vaso de leche entera o semidesnatada
- 450 g. de queso crema
- 3/4 de un vaso de azúcar
- 1 sobre de cuajada
- 14 bizcochos de soletilla
- 20 nueces
- 60 g. de mantequilla
- Fresas
- Un licor de frutas que nos guste
- 1 lámina de gelatina neutra
- Derretimos la mantequilla.
- Trituramos los bizcochos de Soletilla y las nueces.
- Mezclamos los bizcochos y las nueces con la mantequilla, y cubrimos el fondo del molde que vayamos a utilizar. Tiene que quedar bien prensado.
- En un bol batimos la nata, la leche, el queso, el azúcar y la cuajada.
- Disponemos esta mezcla en una olla a fuego medio. Vamos moviendo con una cuchara. La crema tiene que quedar homogénea y coger un poco de cuerpo.
- Le apagamos el fuego antes de que hierva, y dejamos que temple.
- Vertemos en el molde. Para que no se despegue la galleta de la base, a la hora de echar la mezcla, romperemos el chorro con una cuchara. De este modo la crema caerá con menos fuerza y no nos deshará la base de galleta.
- Dejamos que enfríe y metemos en el frigorífico.
- Cuando lleve unas horas en frío, ya podemos poner la cobertura que queramos. Yo puse en agua fría una lámina de gelatina neutra, y posteriormente la deshice en un poco de licor caliente.
Utilicé un licor que compré una vez pensando que era de rosa,
- Partimos las fresas en láminas, las ponemos sobre la tarta, y después bañamos con el licor templado.
- Volvemos a meter en el frigorífico.
Es preferible hacer la tarta el día de antes. De este modo estará bien fresquita.
Bueno, ¿qué os ha parecido? Es muy muy sencilla. Así que a ver si esos miedosos de la cocina se animan
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Os deseo un feliz día y una feliz semana. ¡¡Y cuidad a las personas que queréis todos los días del año!! No sólo en San Valentín…
Blog Appétit!
P.D. la bola con corazones es de Tiger. Y tengo que deciros que es una cucada, porque puedes personalizarla con la foto que quieras.