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La taberna Laredo cambia de ubicación y gana glamour

La cocina sigue siendo tan buena como siempre, producto de máxima calidad que los hermanos Laredo rastrean por toda España.

La cocina sigue siendo tan buena como siempre, producto de máxima calidad que los hermanos Laredo rastrean por toda España.

Como si de una tribu de nómadas se tratase, cada 10 años los hermanos Laredo cambian de local, empacan sus cazuelas y se mudan a una ubicación más ambiciosa. El último traslado les ha llevado solo unas manzanas más allá de la calle Menorca, pero casi parece un viaje intergaláctico.

Abierto hace apenas un mes y medio, el nuevo Laredo ha perdido parte de ese aire canalla que nos encantaba, pero ha ganado en comodidad y en glamour, y la culpa es nada menos que de Joaquín Torres, el arquitecto de las estrellas, responsable del diseño de La Finca, la urbanización de lujo donde viven y superan su depresiones futbolistas y "celebrities" de abultada chequera como CR7.

Nada más entrar, lo primero que llama la atención es una barra de forma de U en la que dan ganas de quedarse a vivir. Laterío fino, chacinas de calidad y botellas de vino se suceden sin solución de continuidad, aunque si eres de los afortunados que han conseguido reservar mesa lo mejor es mirar al suelo y no dejarse atrapar por los cantos de sirena de la barra.

Una vez llegamos a las escaleras que dan acceso al comedor, encontramos un espacio decorado con ladrillos negros de color mate en un lado y una bodega acristalada de 30 metros en el otro, donde Miguel Laredo guarda con mimo más de trescientas referencias de vino con especial atención a Borgoñas blancos y tintos.

Pero que nadie se asuste, una vez superado el equivalente gastronómico del Síndrome de Stendhal, la cocina de Laredo sigue siendo tan buena como siempre, producto de máxima calidad que los hermanos rastrean por toda España como perros de presa, y a los que aplican tratamientos que ensalzan la materia prima con elaboraciones tradicionales. Almejas, mejillones o navajas son una buena alternativa para empezar el festín, aunque también podemos elegir entre alguna de sus doce ensaladas, entre las que encontramos desde la tradicional de Tomate pimientos o ventresca a opciones más sofisticadas como la Ensalada japo con bogavante, algas, lima y soja.

El festival puede continuar con pescados casi vivos como el besugo al horno para dos o el tartar de atún rojo. Y para los más carnívoros nada mejor que un fantástico entrecot de vaca vieja un cochinillo confitado con crema de patata trufada. Para terminar la mejor opción es dejarse aconsejar entre la estupenda selección de quesos artesanos.

¿Y los precios? No son baratos, pero tampoco estratosféricos. La ración más barata cuesta 12 € y la más cara 30.

www.tabernalaredo.com

C/ Doctor Castelo 30

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