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Carta de amor

Sin tecnología

Me atreví, sí, me atreví. 

Carta de amor: "Sin tecnología"

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Cogí el álbum y con una desmesurada curiosidad empecé hoja por hoja a ver aquellas fotos que nos hicimos cuando tan solo éramos unos niños, aunque nos creíamos que sabíamos todo lo que se relacionaba con nuestras vidas, presente y futuro. Proyectos y planes que a los 18 y 20 años se ven en colores y en tres dimensiones. No había nada que no pudiéramos superar. Nuestra imaginación galopaba al trote. "Cuando termine la carrera haré...". "Cuando estemos casados haremos...". "Cuando tengamos hijos...", etc. etc. etc.

Terminé el primer álbum, cogí el siguiente y sin bajarme de la escalera ya que estaban en el altillo de un armario, lo abrí.

La primera página tenía la imagen de unos novios llenos de futuro, delante del altar de piedra, rellenado de flores para una Virgen del Pilar, que daba nombre a tu colegio, en el que tantas veces me decías que nos casaríamos.

Fui pasando páginas y páginas y al final había una flor seca. Era de mi ramo de novia que dejé en él hace ya treinta y siete años.

Así poco a poco y álbum tras álbum, nuestras caras de casi niños se iban transformando en personas que como tú muy bien decías "peinábamos canas".

Faltaban los álbumes de los niños, que ya se habían llevado cada uno a sus respectivos domicilios, pero siempre dejé cuando colocaba las fotos en nuestro álbum, algunas de ellos.

Cerré las puertas del altillo y me bajé de la escalera. Me quedé pensando lo bonitas que son las fotos de los álbumes. Vas viendo como nuestras vidas quedan engarzadas en esas hojas que se mantienen impávidas ante la nueva tecnología.

Ahora todo está metido en un ordenador. Dependes de bajarlas de la máquina o teléfono, tienes que encenderlo, abrir la carpeta, mirar las fotos, colocarlas si están mal puestas, dándoles la vuelta como las manillas de un reloj, y no se cuántas cosas más.

Les faltan vida, no las puedes tocar y sentir a través de su papel. No se aprecia el paso del tiempo por ese color un poco deteriorado. No sabes si son "mates" si son con "brillo", No las puedes colocar si son más grandes o más pequeñas, en los huecos que quedan.

Tampoco aunque lo desees, puedes dejar esa flor cerrando el álbum, oliendo a amor a pesar de los años. No la puedes insertar físicamente, ni tocarla.

He decidido que bajaré los álbumes y los pondré a la vista para enseñarles a mis nietas que la tecnología está bien para casi todo, pero no para guardar una rosa de un ramo de novia con su pétalos repletos, por muy secos que estén, de amor.

Concha

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