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Tendencias

Peinetas de moda y de protocolo

La aparición de María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría en el Vaticano pone sobre la palestra la tradicional prenda.

La aparición de María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría en el Vaticano pone sobre la palestra la tradicional prenda.
Las populares, de lo más clásicas | Archivo

¿Puede un complemento tan tradicional como la peineta marcar tendencia? Usado durante siglos por damas y folclóricas se ha subido a las pasarelas gracias a diseñadores nacionales y extranjeros, y ha demostrado que la tradición y el protocolo también pueden ser moda.

Aunque muchas mujeres se muestren reticentes a ponerse mantilla y peineta, las modelos de Victoria Secret's, Moschino y Andrés Sardá las han sacado en sus propuestas para esta temporada, presentando la peineta como un accesorio lleno de posibilidades que alegra cabezas, y también atuendos.

Pero este complemento sigue generando debate a pesar de sus dos siglos de historia.

La presidenta de la Comunidad de Castilla La Mancha la lució recientemente en un acto en la plaza de San Pedro en honor del sacerdote manchego San Juan de Ávila, y también la ex primera dama de Estados Unidos, Jackie Kennedy Onassis, no dudó en encajarse una cuando visitó España en los sesenta.

Según cuenta a Efe María Antonia Herradón, conservadora del Museo del Traje y especialista en este complemento, la peineta "ha formado parte de todas las culturas a lo largo de la historia", aunque en España comenzó a ganar peso en el siglo XIX como complemento de excelencia para bailes, eventos sociales, e integrado en los trajes regionales valenciano (falleras) y andaluz.

El tamaño oscila desde los pequeños peinecillos de los peinados recogidos hasta las elevadas peinetas andaluzas; mientras que los materiales pueden ser el acetato (plástico) de hoy en día, o el marfil, asta de bovino, metal, y el mítico carey de antaño.

A pesar de su mala fama, la peineta no es difícil de llevar "si está bien puesta", asegura a Efe Chema Noci, peluquero y maquillador del Teatro Español, quien desvela la clave para que quede bien: el moño "debe realizarse en la zona occipital de la cabeza", así no quedará caída hacia delante "como una visera", ni hacia atrás.

Si se tiene melena corta o muy capeada siempre se puede poner un postizo o hacer "trampa" sujetándola con bigudíes, en una operación que cualquier mujer mañosa puede hacer sola, aunque la mantilla es harina de otro costal, y precisa de ayuda, detalla el experto.

"El futuro de la peineta está abierto. Este complemento es un lienzo en blanco en el que se puede escribir de todo: algo moderno, antiguo, clásico o tradicional", detalla la conservadora del Museo del Traje, que pone como ejemplo la original actualización que ha hecho de la peineta la cantante Martirio.

Si la peineta ha perdurado con el paso del tiempo y esta temporada se ha visto en pasarelas nacionales e extranjeras se debe, según la historiadora, a la elegancia y fuerza que aporta como complemento.

Detrás de la peineta existe "todo un lenguaje sociológico" al igual que el resto de complementos que se ponen en la cabeza. "Llevar algo en la cabeza es como decir 'Aquí estoy yo, soy importante, me significo y destaco'", comenta la historiadora, que coincide con el peluquero en que las peinetas de pequeño tamaño (peinecillos) pueden volver con fuerza a las cabezas de las españolas.

Hoy en día, son habituales de peineta y mantilla en Semana Santa personajes como la duquesa de Alba o Nati Abascal, mientras que la llevan la princesa de Asturias, la reina Sofía y las infantas, la acompañan de riguroso negro en las ocasiones que el protocolo lo requiere, como son los actos de compañías militares de las que son madrina y visitas oficiales al Vaticano.

Tradición y folclore a parte, ambos expertos consultados creen que la peineta admite un sinfín de posibilidades y puede aportar una gran dosis de sofisticación y alegría a la más simple de las cabezas.

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