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Carta de amor

Los vigilantes del olvido

A estas horas vida ¿te parece que abandonemos la conversación?

Carta de amor: "Los vigilantes del olvido"

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No es momento de más palabras. Fíjate que te dije, que entre el olivo y el farol colgué cascabeles; quise subir el tono del amor, que ya va siendo la hora y la noche.

Incítalos, agítalos; con el vaivén se rebelan como vigilantes, suenan. Ahora que son las tantas y pico iré encendiendo una vela en lo que vienes. Quizá no te hayas dado cuenta, que llevo horas desnudándome entre tanta palabrería, Sólo es ropa lo que me cubre.

Déjame que me acicale, y me componga un poquito con el agua de la acequia; tú mientras acércate despacito, ven codicioso, culpable ven. Impaciente ansío dibujar tu silueta con la luz de mi deseo, tu imagen saliendo de las sombra; escondiéndolo todo, menos el reparo del momento; confúndeme si quieres, que yo espero confundirte; provócame cómo yo te provoco.

Se que mis palabras sin sonidos, los mismos sonidos solos te enamoran, porque no hay arte más exquisito en el juego del amor, que aquél que se desafía , el que se trama , el que se piensa ; el que se arquea como el mimbre húmedo, amoroso como el pan de más de un día.

A estas horas cariño, que ya no son horas; me dices que llora la parra, que está llorando; que llore lo que quiera; el agüilla que de ella mana atempera y refresca el sudor de nuestras frentes, que aún nuestros cuerpos ni locos, ni idos se acunaron entre besos, abrazos, y ritos amorosos, para protegerse de su lloro. Abrimos los ojo cuando los vigilantes del olivo repicaban como campanas, eran unos pájaros; la acequia desbordaba; ya muy clara la amanecida apagaba la luz de la vela.

Buenos días a la vida. Un beso amor de mi vida.

Luisa Serrano

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