Aunque estamos lejos, siempre le siento cerca, además con el tiempo he adquirido el don de transportarme, y viajo con la mente a ese hotelito donde nos vemos.
Veo las paredes, la puerta del baño, la cama, siento el miedo y la duda de que quizás no vendrá. Entonces suena el móvil y escucho su voz que me dice: "estoy llegando, salgo a la calle para verlo llegar, viene sonriendo y, como en la canción de Víctor Jara, la vida es eterna en cinco minutos, los cinco minutos , te hacen florecer...
Me sonríe y me da un beso, me dice, estas muy guapa... Qué felicidad la nuestra.
Yo voy delante y entro, él detrás de mi mete su mano en mi bolsillo del pantalón, yo agarro su mano muy fuerte, el pasillo del hotel es un laberinto, muy parecido a nuestra vida, a la vida de los dos, entramos en la habitación y el mundo se queda fuera, al cerrar la puerta esa cama es un universo y nosotros dos seres felices que llenan las paredes de besos y palabras, de caricias imaginadas y recordadas, de olores y sabores antiguos y nuevos... y nada hay más allá de esa felicidad y esa cama.
Buscando sus besos recorro un camino tantas veces como palabras dichas. Alguna vez me ha llamado cuando estaba en el tren y siempre jugamos al mismo juego, un extraño me llama: dónde vas; voy a otra ciudad; qué vas a hacer... Los vecinos de asiento me miran, voy a ver a mi novio, y la palabra novio se queda tan grande en mi boca que el se ríe.. Siempre es un encuentro precioso, sin reproches sin limites, fuera del tiempo.
Prometimos llenarnos de buenos momentos y lo vamos cumpliendo, aunque no sé si hay ganadores, pero como aquella vez te dije, el que más ama siempre quiere más, y es más feliz.
Víctor Jara