Y es que desde que nací nuestro camino juntos no ha sido más que uno de lágrimas. Siempre he pensado que es porque no llegué en el momento adecuado, quizá fue demasiado pronto para ti; o simplemente te cambié la vida y me culpas por ello.
Al principio te temía, te veía como alguien ajeno a mi vida; alguien con el que al quedarme a solas, me producía una angustiosa sensación de indefensión e inseguridad. Tú lo notabas, y aunque nunca te importó cual podía ser el motivo, te molestaba lo suficiente como para humillarme y despreciarme; y fíjate como son las cosas de la vida, eso provocó que además de odiarte, comenzara a quererte.
Entonces empezó nuestra tormentosa historia de amor-odio. La de la bruja y el ogro. ¿Será que somos demasiado parecidos? ¿O sólo es que nunca has querido a nadie más que a ti mismo? Es curioso que cuanto más intensa y delicada se tornaba nuestra relación, tu más daño me hacías y yo más te quería. Con el tiempo me hice fuerte y fría, y tus ataques ya no me afectaban; entonces algo te hizo reaccionar y comenzaste a buscarme, a quererme, a disfrutar de la vida conmigo, o por lo menos eso es lo que decías.
Era todo casi perfecto, eras otro, habías cambiado. Nunca antes habías pedido perdón a nadie, ni habías querido tanto como lo hiciste conmigo. Pero de repente te fuiste, me dejaste, y nuestra profunda relación se convirtió en un tormento para mí, un infierno del que aun es imposible salir. Yo sólo he querido tu felicidad incluso cuando pasabas por encima de mí como si no te importara, aun cuando lo dejaste todo por tu propio bienestar, incluyéndome a mí. Pero tú me castigas día a día con tu silencio, porque no acepto tu abandono y menos tus maneras. Ahora veo que nunca te importé, que nunca me quisiste, que aunque ni me veas, ni me hables, tú eres feliz con tu nueva vida a la que yo no pertenezco, de la que me has echado.
Papá, ahora me pregunto si alguna vez me quisiste, si tu amor fue real. Tú lo has sido todo para mí; mi ángel y mi demonio; mi mejor amigo y mi peor enemigo. Y sé que estoy mejor así, que soy más feliz, que mi vida ahora tiene sentido, pero por mucho que lo intento no puedo olvidarte. Sólo ansío encontrar algún día alguien al que amar más de lo que te he querido a ti; pero sé que es un sueño imposible de alcanzar, y es que siempre serás tú, la otra mitad de mi Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
Cris de Simon