Estoy seriamente replanteándome registrar en la OEPM "Picha&Lola", por si las moscas. Una nunca sabe. Hay quienes hacen negocio de todo esto. Y es que Bimba Bosé ZPeja –sobrina del mentor de las cejas que tanto y tan bien apoyaba a Zapatustra - le quita el sueño el pan que anuncia Punset y aquel cervatillo de dibujos Disney que termina muriendo.
Bimba, Bamby, bombo, mambo… ¡Que elija! Y qué más da, si en realidad se llama Eleonora, un nombre precioso por cierto, que tan poco le pega. Pero es que Bimba es más progresista, más moderno. Eleonora demasiado clásico para la que llaman modelo, actriz y hasta DJ de discoteca.
Primero cede el nombre y luego se dedica a ir de tribunal a tribunal para ver quién la va a escuchar. ¡Anda que no se aprovechó de la marca, propiedad de los gallegos! Que se sienta orgullosa al menos de que su nombre se asocie a algo productivo, y no limitarse sólamente a pinchar música por las noches o a aparecer en desastrosos desfiles de David Delfín vestida de momia.
Cinco años ha estado incordiando a la familia de Adolfo Domínguez, propietarios de la marca Bimba&Lola, hasta llegar al Tribunal Supremo que ha puesto final a estas disputas dándole la razón a la marca gallega. Aun cuando había gafas bajo la enseña de "Bimba y Bosé", punto en el que insistieron Eleonora y su abogado, a la sobrinita de Miguel Bosé le toca pagar las costas. Quizá diga después –como la Montañez que piensa que hay Democracia en Venezuela– que "me he quedado sin vacaciones en verano".