El informativo ardiente de Es Sexo ha tratado las dificultades para salir del armario de muchas celebridades de Hollywood. Tanto es así que, muchas veces, prefieren no hacerlo y vivir su sexualidad en la sombra. Es el caso de Laurence Olivier, uno de los mejores de la historia, que se casó con la también actriz Vivien Leigh sin que ésta supiera nada de las inclinaciones del actor... a quien pilló "in fraganti" entre bambalinas con el cómico Danny Kaye. Aunque se trata de un rumor imposible ya de comprobar, Leigh nunca desmintió esa monumental pillada, quizá por la difícil relación que tuvo con ella y su posterior esposa, Joan Plowright.
Otro caso es el de Rodolfo Valentino, primer gran mito sexual masculino del Séptimo Arte, y de quien se ha relatado casi de todo en cuestiones íntimas. Bien es cierto que su aspecto afeminado no ayudó en absoluto a frenar la rumorología, como tampoco los dos matrimonios con las actrices Jean Acker, primero, y Natalia Rambova, después. Según los mentideros de Hollywood, quien realmente se llevó el gato al agua con Rodolfo fue el latin-lover Ramón Novarro.
Una última relación complicada fue la de Katherine Hepburn y Spencer Tracy, siempre polémica dado que en realidad nunca llegaron a casarse. Según muchos testimonios, la pareja fue feliz y se amaba, pero existe un factor que según algunos biógrafos fue trascendental: ambos eran bisexuales, lo que facilitó mucho la llegada y salida de amantes por una y otra parte. Scotty Moore, por ejemplo, asegura que Hepburn tuvo relaciones con al menos 150 mujeres.