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Katy Mikhailova

Adiós a una catalana de nacimiento y española de sentimiento

La empresaria Sita Murt arrastraba un cáncer desde hace unos años. Sus ropas vistieron a la burguesía catalana durante años.

La empresaria Sita Murt arrastraba un cáncer desde hace unos años. Sus ropas vistieron a la burguesía catalana durante años.
Sita Murt | Cordon Press

El pasado lunes nos dejaba una diseñadora y empresaria. Catalana de nacimiento, pero española de sentimiento. Fallece semanas después de que su empresa saliera del concurso de acreedores. Un cáncer ha terminado con su vida a los 68 años. Y la industria de la moda llora su pérdida. Desde hace tres generaciones llevaba la familia de la diseñadora dedicándose a la industria textil. Sita -o Carmen para las personas de confianza-, se casó con el empresario de moda Toni Esteve con quien empezó a trabajar.

Desde la fabricación de jerseys a terceros hasta montar su propio imperio con sus exclusivas colecciones se recrea la esencia de una mujer que se involucró en el difícil camino de crear moda y después venderla. Difícil, porque en 2013 Sita se presentó al concurso voluntario de acreedores con una deuda cerca de los 6 millones de euros y unos activos de 9 millones. El proceso concursal concluyó con la aprobación del convenio por un 80% de los acreedores; Y, cuando parece que todo se calma, cuando salen del concurso e inauguran la tienda online hace tan solo unas semanas, Sita Murt nos abandona el pasado lunes, arrastrada por un cáncer que se cobra la vida de una empresaria.

Sesenta y ocho años le han bastado para aprender de los errores de sus antepasados en la industria, y proyectarlos hacia el futuro, cuando su marido Esteve fallece en 1984. Su talento y el hecho de haber sabido rodearse de brillantes de gestores supuso que desfilara en la antigua Cibeles, en la Gaudí y en la actual pasarela de la moda catalana 080. Por si fuera poco, también consiguió conquistar a Woody Allen para que sus creaciones tuvieran un espacio de la película Vicky Cristina Barcelona.

Estados Unidos y Europa eran los dos objetivos de la expansión de la firma Sita Murt, pero Carmen no vivirá para verlo en todo su esplendor. Un ejemplo más de cómo levantar un imperio con escasos recursos, a pesar de haberse beneficiado de un matrimonio, aun sin querer negar el amor, bastante conveniente para Sita.

Sus ropas han vestido a la que a día de hoy continúa siendo la burguesía catalana; parte de ésta, reacia a llevar prendas de otras empresas que no sean catalanistas -vamos, que solo Custó Barcelona, Mango y pocas más.. Pero sin ánimos de politizar este relato, creo que Sita Murt se merece un aplauso por haber generado riqueza en la medida de lo posible y por haber creado empleo en España. También por hacernos soñar a través de sus creaciones que una nueva femineidad, que no feminismo, es posible; pues si algo la caractirizaba además de la calidad, era esa femineidad delicada y minimalista que ofrecía a sus clientas. Porque al final es eso: la moda no deja de ser un relato narrado a través del cuerpo y los tejidos que cubren este. Y las frivolidades las dejamos de un lado, porque a veces nos olvidamos de que una marca de moda no deja de ser una empresa.

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