Seguramente un sofá sea capaz de dar mucha más vida a una estancia de la que hayas imaginado. Al fin y al cabo, los sofás de diseño son mucho más que una pieza en la que podemos descansar un rato, darnos un respiro o relajarnos leyendo por ejemplo un libro. Las tendencias decorativas más actuales apuestan por sacar los sofás de su sitio habitual, en el salón, y los colocan como elementos decorativos en cualquier lugar de la casa. En una zona de la cocina, en las terrazas, en las habitaciones, o incluso en los recibidores si estos son de un tamaño considerable. A continuación te hablamos de los estilos de sofás que más se llevan.
Los sofás de colores llamativos son una de las opciones que más veces aparece en las revistas de decoración. No es un hecho casual. Si hemos dicho que se lleva colocar al sofá como protagonista de la estancia, esté dónde esté, el color puede ser una de esas cosas que permite conseguirlo de forma fácil. Así que si tienes claro que necesitas un sofá, y quieres que sea lo primero que se vea en una estancia, no lo dudes, ésta es una opción ganadora. Pero si te animas a ir un poco más allá, los estampados que tanto se llevan en las paredes, también se mudan a los tapizados del sofá. Eso sí, solo te los recomendamos en ambientes poco cargados.
Respecto a los materiales para los sofás que más tendencia causan, hay que reconocer que el terciopelo pisa con fuerza. Aunque lo difícil de cuidar de esta tela hace que se prefieran otras opciones. La madera, que puede resultar cómoda con unos cojines bonitos, así como la polipiel se llevan mucho más por la facilidad de limpieza y el menor cuidado que requieren. Al fin y al cabo, además de en lo bonito, cuando se trata de decorar, hay que pensar también en lo más práctico.
Por último, los sofás en plástico, con diseños exclusivos y vanguardistas pueden por sí solos darte ese toque chic que estabas buscando. Eso sí, si te decides por estos modelos has de prestar especial atención a la hora de combinarlos ya que pueden chocar bastante con estilos de decoración románticos o con estilos rústicos. Y es que por mucho que nos guste un objeto y pueda ser bellísimo, hay siempre que pensar en el contexto en el que lo colocaremos para evitar que no encaje.