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Katy Mikhailova

Adiós a las cejas-Macario

Si quieren tratar sus cejas, huyan del microblading y acudan a un centro de micropigmentación.

Si quieren tratar sus cejas, huyan del microblading y acudan a un centro de micropigmentación.
Rihanna y sus cejas antes de Vogue | Twitter.

Se acercan las ostentosas fiestas, y veo que la nueva tendencia es llenarse de purpurina los ojos, las pestañas, los párpados… ¡y yo estoy hasta las cejas! En verdad estoy hasta las cejas por mi obsesión por las cejas. Y aunque desde este espacio ironice con cada tendencia absurda en la estética, luego soy la primera en testarla en mis propias pieles: o, valga la redundancia, en mis cejas.

Y es que, hace no mucho, la industria de la belleza se alarmaba porque Rihanna protagonizara una portada de Vogue con unas finísimas cejas, arqueadas, totalmente al estilo noventero. Ante el miedo de este eterno (y finísimo) retorno, me lancé a engordarlas (las mías). No fuera a ser que, con tanto revuelo político que aún vivimos, fuera a quedarme sin pelos, en la lengua, y en las cejas.

Así que decidí probar esa moda llamada "microblading" que suena a algo muy raro, muy anglicano, muy snob, muy "posh" pero también "cool". Muy "in" pero muy desafortunado en la práctica, y dicho esto en castellano. Me cobraron 200 euros por pintar, pelo a pelo, a modo de "tatuaje" elaborado sobre la epidermis (recuerden que el tatoo va en la dermis), las cejas gruesas que solicité. ¿Herramienta? Una especie de navaja, señores. Y lo cierto es que, más allá de que yo tuviera que estar confinada a convivir durante 10 días con unas oscurísimas cejas-Macario y en modo Frida-Kahlo (soportando toda clase de mofas amables en Instagram), el resultado no me disgustó del todo pasado el período de "adaptación". Sin embargo, la felicidad me duró poco. Me decían que iba a permanecer el "tratamiento" entre 9 y 16 meses... ¡me ha durado 4! La "profesional" que me atendió, tras el cierre del centro, ahora se dedica a practicarte el microblading a domicilio, algo que ya de entrada es ilegal. Y ofreciendo sus servicios por un "simbólico" precio de 100 euros.

Ante mi agobio, decidí investigar más sobre el tema. Y he descubierto que existe la "micropigmentación", y que el microblading y la micropigmentación no es lo mismo. He vivido creyendo que en realidad lo segundo era la traducción al español del término tan cool. Sin embargo es algo muy diferente. Así que el otro día, (el pasado miércoles sin ir más lejos), a pesar de tener una agenda completa hasta septiembre de 2020, y en pleno Barrio de Salamanca, conseguí que Carmela Dávila me atendiera. Llevo años siguiéndole en redes. Cual influencer que muestra su trabajo día a día en las redes (copa más de 30 mil seguidores en Instagram), esta empresaria genera empleo y genera riqueza, a base de embellecer a las mujeres, pero con seriedad, criterio y condiciones sanitarias y legales apropiadas. Una profesional cuyo código deontológico es comunicado en primera persona en su perfil, y aplaudido por sus clientas. Ella ha sido mi salvadora. Me ha realizado la micropigmentación. No me ha dolido nada (para el microblading me tenía que poner anestesia local y los "micro-sangrados" eran horrorosos), y el resultado dista mucho de las cejas-Macario. Para que comprendan la diferencia, la micropigmentación se realiza con otro tipo de herramientas, que distan de ser navajas impregnadas de tinta oscura, y debe realizarse en un centro específico para esta acción, para sus licencias respectivas (algo que con el microblading no ocurre, dado que hay una vacío legal que permite que te practiquen esta técnica hasta en un salón de uñas, como fue en mi caso). La micropigmentación te dura de entre 2 y 3 años, y no deja cicatriz. Es más caro, pero a veces (tratándose de cejas y de nuestra salud) es mejor asegurarnos dónde y quién nos realiza el tratamiento.

Así que espero que esta columna, más allá de haberle robado una sonrisa con la introducción, sirva también para alertarles de que huyan del microblanding, pues es pan para hoy y hambre para mañana; o cejas para hoy, Macario para ayer, y manchas para mañana.

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