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Katy Mikhailova

Belleza y libertad

Enfundada de nuevo en rojo, Isabel Díaz Ayuso recordó que el azul es la mejor opción.

Enfundada de nuevo en rojo, Isabel Díaz Ayuso recordó que el azul es la mejor opción.
Isabel Díaz Ayuso. | Gtres

La fealdad conduce al odio, y el odio a la izquierda, decía un famoso tuitero (¿me recuerdan quién era?). El pasado martes 4-M, día bendito que pasará a la historia por teñir de azul nuestro Madrid, hemos comprobado que ha reinado la belleza. La belleza ética que se materializa en estética. Ha triunfado la higiene por encima de la caspa, ha ganado la política esbelta a la chepa, y el brillo ha sido devuelto a los madrileños. Ese brillo en la mirada de aquel que hace un trabajo ‘bien hecho’, como una Isabel con casi lagrimas en los ojos, enfundada de nuevo en rojo, para recordar que el azul es la mejor opción. Rojo pasión para simbolizar la energía, y no el rojismo. 20 euros en Zara ha costado el vestido midi que, acompañado de una blazer del mismo color, le aportaba ese punto ‘chic’. En la victoriosa noche electoral de nuestra presidenta hemos comprobado que los viejos preceptos de que buscar un color de corbata que acompañe al color del partido es cosa del pasado. Ese vestido midi es ya un ‘must-have’ y Zara tiene el mismo traje en dos colores más. Creo que está a punto de agotarse. Vestido oversize para no encorsetar a nadie, corte chaleco:la comodidad y elegancia van de la mano. Si se combina con unas zapatillas o sandalias planas va genial para el día; si le ponemos un taconazo y un cinturón elegante, para la noche y para ser la mujer más fotografiada de todo el país.

Esta es la estética de la cordura y el respeto. Porque no sólo los cayetanos quieren oler bien, queremos que toda la ciudad (de norte a sur, de este a oeste) huela a paz y a ruido colectivo: ese que nace en los bares y acaba en los parques, ese ruido que parte del grito del ‘gol’ y se ejecuta en una tarde de compras en Gran Vía. Ese ruido de la vida, de la existencia, del progreso, de la libertad, de no sentirse delincuentes cuando volvemos tarde a casa.

El miércoles, al día siguiente de la victoria azul, 5 de mayo, amanecía Madrid con un sol deslumbrante. Yo tenía una reunión en las oficinas de la agencia de moda y lujo Luxurycomm con mi compañero el periodista Bertie Espinosa Grau. Paseando por el Barrio de Salamanca mirábamos el cielo, y espetaba Bertie: "hoy amanece la ciudad con un ‘azul ayuso’". De pronto es como si ocurriera la magia y la naturaleza hubiera expulsado de nuestras vidas a uno de los gérmenes más peligrosos que han podido atentar contra Madrid: la fealdad de la dictadura e intervencionismo comunista promulgado por algunos. Pero la belleza ha vuelto a triunfar, lectores. No hablamos de unos cánones físicos, una talla, un color de ojos o un grosor de labios. Hablamos de la belleza entendida como la libertad de vivir sin miedo, la belleza del deber cumplido.

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