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Katy Mikhailova

Old money, new rich y ropa de entretiempo

Como apreciarán, los pijos han vuelto, lectores, con entretiempo o entrepierna, pero han vuelto. Al menos en estética.

Como apreciarán, los pijos han vuelto, lectores, con entretiempo o entrepierna, pero han vuelto. Al menos en estética.
Ropa de verano... o no tanto | Cordon Press

La ropa de entretiempo en Madrid no existe. Es difícil de encajar. Pasamos del frío al calor, y viceversa (a veces bíceps-berzas). Pero parece que este septiembre invita a la moda de entretiempos: que podría ser algo así como de cintura para arriba, de invierno; y de cintura para abajo, verano. Por ejemplo, alpargatas y falda corta, con camisa de manga larga y un suéter anudado al cuello, aunque esto último sea muy ‘old money’ y ‘new poor’.

Y es que, en relación a esto último, se ha acuñado un término en la moda llamado ‘old money’. Vestir como un ‘old money’ sería lo contrario a vestir como un ‘new rich', y, por lo tanto, es una forma de recordar a Jackie Kennedy sin alejarse mucho de la reina Letizia.

Mocasines, polos, camisas de caballero con las iniciales grabadas en el lado izquierdo, jerseys de algodón, colores pastel y azul marino o camel, perlitas en todas sus versiones, y, en suma, la no-caspa sin casta, pero actualizada. Ropa para los domingos, como si de ir a jugar al tenis se tratara, aunque sirva ello también para darle sentido a las cientos y miles de pistas de padel en polígonos industriales (¡bendita vida de la periferia...!) o modelitos propios de una jornada en el barco al son de ‘sapore di Mare’ con vistas a Positano, y champagne en mano en vaso de plástico de Moët; bronceado propio de meses al sol con siesta incluida. ‘Old Money’. Quédense con este término.

Como apreciarán, los pijos han vuelto, lectores, con entretiempo o entrepierna, pero han vuelto. Al menos en estética. Y no hace falta ser rico para vestir como un ‘old money’, sino con darse un paseo por Zara. Ahí, en el ‘Imperio del todo vale -y poco-’ y el Imperio de toda la moda, uno encontrará también esta tendencia (ya saben, si no está en Zara es que no existe). Con todo ello y más, un subestrato de la ‘generación Z’, con nostalgia incluida, emula en Instagram los felices años 60 y la confusa entrada en el s. XXI (aquel 2000 indeciso a caballo entre los 70 y los 80). Y por supuesto, siempre llevemos bolsos de lujo sin los logos por doquier (¡qué esperpento las letras Dior grabadas hasta en el casco de la moto!): porque el verdadero lujo, amigos, no se enseña, se vive, se siente y se disfruta (¡y se hereda!). Más ‘old money’ por favor, y menos Podemismo políticamente correcto.

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