La fotografía no es sólo un soporte para la imagen, es además un soporte de y para la memoria, ya que su fuerza y atractivo reside en la capacidad de suspender el tiempo y centrar el espacio en un instante. Pero esto no es algo del siglo XXI sino que, desde el surgimiento de la fotografía en el siglo XIX, las personas han utilizado esta herramienta para capturar momentos importantes y conservarlos. De hecho, el acto de tomar una fotografía es, en sí mismo, un intento de detener el tiempo y capturar la esencia de un momento único. Además, al observar una fotografía, uno se transporta a un pasado que, de otra manera, se desvanecería en el tiempo.
Esto hace que se estudie todo de manera concisa para ver cómo afecta a nivel social. Por ello, se ha llegado a la conclusión de que a través de las imágenes se pueden verbalizar e incluso rescatar de la memoria recuerdos olvidados e historias que forman parte de la memoria. Además, la visualización de una imagen puede estimular en quien la observa la capacidad de generar conceptos y pensamientos tan abstractos como los atribuidos al lenguaje escrito. Por ello, a partir de una fotografía se puede generar un tiempo de narración paralelo a los recuerdos, que en principio se mantienen aislados, como instantes fotográficos y que desencadenan una serie de conexiones elaborando una narración más extensa. No hay que olvidar que la imagen favorece la evocación de recuerdos de la persona conectándolos con el presente, y estimula la expresión de vivencias pasadas así como la capacidad de autorreconocimiento, consiguiendo fortalecer y consolidar la propia identidad.
Pero la fotografía ha ido cambiando con el paso de los años, de hecho, antes se tomaban fotos solamente de acontecimientos vitales o experiencias singulares, pero desde que irrumpió la tecnología de los teléfonos inteligentes se hacen fotos prácticamente todos los días, incluso de los detalles más triviales o rutinarios. Pero ¿Esas fotos ayudan a preservar los recuerdos? Investigadores de la Universidad Estatal Binghamton de Nueva York han querido comprobar si tomar fotografías de todo lo que llama la atención mejora o empeora la memoria sobre esa experiencia. Ya existían algunos estudios sobre este asunto, aunque las conclusiones eran dispares. Posteriormente se publicó otro en el Journal of Applied Research in Memory and Cognition, que involucró a 525 estudiantes universitarios en cinco experimentos controlados en laboratorio. Todos ellos tenían que contemplar una serie de obras de arte y tomar una foto solamente de determinadas piezas, usando la cámara de una tableta, para más tarde comprobar el funcionamiento de la memoria.
En los cinco ensayos el resultado fue que las obras de arte fotografiadas se recordaban peor que las que solo se habían contemplado. Ese menoscabo de la memoria respecto a lo fotografiado se verificó en pruebas llevadas a cabo a los 20 minutos y a las 48 horas de haber tomado las fotos. Los resultados no solo mostraron un deterioro de la memoria en detalles visuales, sino también sobre el tema global o la esencia de la obra de arte fotografiada. Esto puede ser ya que los participantes confiaron en la cámara para recordar lo fotografiado por ellos mismos y que eso influyera en la pérdida de información de las imágenes. Pero normalmente esto sucede cuando se toman fotos y no vuelven a mirarse.
¿Cómo ayudan las fotografías a conservar los mejores momentos?
La fotografía guarda recuerdos, ya que permite capturar momentos importantes en la vida de las personas, como bodas, graduaciones, nacimientos de bebés y vacaciones. Estas imágenes permiten revivir esos momentos en el futuro y recordar los sentimientos y emociones asociados con ellos. Tanto es así que, gracias a ellas, se pueden recordar detalles específicos de un momento en particular, como la ropa que se usaba, el clima y las personas que estaban presentes. Además, a través de las fotografías, es posible experimentar nuevamente las emociones y los sentimientos que asociamos con ese momento en particular.
También permiten congelar el tiempo y preservar momentos únicos en la vidas, por ejemplo, las fotografías de bodas permiten recordar los momentos especiales de esa ocasión, y pueden ser pasadas de generación en generación, permitiendo que futuros miembros de la familia puedan conectarse con el pasado y conocer a sus ancestros.
Ayudan a compartir historias ya que, al mostrar una fotografía se puede explicar la historia detrás de ella y conectar con los demás a través de los recuerdos compartidos. Además, las fotografías permiten recordar a aquellos que ya no están con nosotros. Las imágenes de familiares y amigos que han fallecido permiten mantener su memoria viva y recordar los momentos que compartimos con ellos.
Finalmente, las fotografías también ayudan a preservar la historia y la cultura del mundo. Las fotografías históricas permiten recordar eventos y personas importantes del pasado, y aportan una idea de cómo era el mundo en tiempos anteriores. Estas fotografías pueden incluir imágenes de figuras históricas, eventos importantes, monumentos y edificios antiguos, y otros aspectos de la vida cotidiana de épocas pasadas. Además, las fotografías pueden ser utilizadas para documentar la cultura y la sociedad contemporánea, el motivo es que las fotografías son una forma de documentar las tradiciones y costumbres de diferentes culturas, preservando así su patrimonio cultural para las generaciones futuras.