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El lobo vuelve a la Comunidad de Madrid 60 años después

La Comunidad de Madrid tiene una población estable de lobos, lo que no ocurría desde los 40. Una manada vive en el Parque Nacional del Guadarrama.

La Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid ha anunciado que una familia de lobos se ha instalado en la comarca de Lozoya, en pleno corazón del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, tras un lapso de más de 60 años en la que esta especie había abandonado las cercanías de la capital.

A lo largo de los últimos meses desde dicha Consejería se ha venido realizado un trabajo de seguimiento y control de las poblaciones de lobo ante la posibilidad de que algunos de los ejemplares que venían realizando incursiones desde la vertiente segoviana terminara por asentarse en la Comunidad de Madrid.

De esta forma, los técnicos han podido determinar la presencia estable de un núcleo familiar en la comarca del Lozoya. Las imágenes captadas mediante la técnica de fototrampeo han permitido detectar la presencia de tres cachorros nacidos durante la pasada primavera y tres individuos adultos o subadultos.

Esto indica que la manada no sólo ha criado en Madrid, sino que también se ha establecido, lo que supone un cambio histórico. Además, con esta implantación comprobada el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama se convierte en el segundo de España que cuenta con una población estable de lobos, un privilegio que comparte con el de los Picos de Europa, en Asturias.

Condiciones idóneas

La presencia de lobos se considera un indicador de unas condiciones idóneas de hábitat y un estado de conservación excelente de la naturaleza. También muestra la abundancia de caza -en este caso jabalíes, ciervos, corzos, entre otros-, y la presencia de amplias zonas naturales con escasa densidad de población humana.

El lobo desapareció de la región en los años 40 del siglo pasado. En 1970 sólo quedaban en España unos pocos cientos de lobos refugiados en las montañas del noroeste, en algunas zonas de Sierra Morena y a lo largo de la frontera portuguesa. En las últimas cuatro décadas, su población se ha ido recuperando y en la actualidad se estima en 250 manadas, lo que quizás represente unos 2.000 individuos, 1.000 de ellos maduros.

Seguimiento por toda la Sierra

Los seguimientos realizados por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio se han centrado en las zonas con mayor historial de presencia de esta especie, desde Santa María de la Alameda hasta Somosierra. Para ello se han utilizado principalmente técnicas de fototrampeo, esperas y conteos indirectos en base a recogida de heces o pelo.

Así, en mayo de 2013 los investigadores detectaron la presencia de lo que parecía ser una hembra preñada. En agosto, observaron la llegada de un lobo durante la madrugada. A finales de mes, las cámaras trampa revelaron la presencia de una hembra parida, con las mamas bien visibles. El 6 de septiembre, por fin, aparecieron los tres cachorros, filmación que se completó con otra correspondiente a otro ejemplar adulto o subadulto y que completa esta manada formada en total por seis ejemplares.

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