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Rebajan de nuevo las previsiones de lo que se calentará la Tierra

Tras miles de millones de dólares enterrados en complicados modelos climáticos, la realidad se acerca a una estimación de 1938.

Tras miles de millones de dólares enterrados en complicados modelos climáticos, la realidad se acerca a una estimación de 1938.
Las complicadas retroalimentaciones con el vapor y las nubes podrían ser falsas. | Flickr/CC/Satoru Kikuchi

Antes de conocerse como efecto invernadero, la idea de que el dióxido de carbono aumentaba la temperatura se denominaba efecto Callendar en honor al ingeniero inglés Guy Callendar, quien basándose en los trabajos de científicos del siglo XIX como Svante Arrhenius estableció esa relación en 1938 y calculó por primera vez la temperatura global de la Tierra. Sin modelos climáticos ni retroalimentaciones positivas o negativas, Callendar calculó la sensibilidad climática, es decir, el aumento de temperaturas al doblar el CO2 en la atmósfera, en 1,67 grados centígrados.

Décadas después, los científicos empezaron a suponer que el aumento de temperaturas provocaba unas retroalimentaciones positivas que hacían que la temperatura subiera aún más que el efecto directo del CO2. De ahí que el IPCC haya utilizado tradicionalmente una sensibilidad climática de unos 3ºC, que es el que han usado sus modelos para predecir las enormes subidas de temperatura y sus catastróficos resultados que, con los dieciocho años que llevamos sin que suban las temperaturas, están cada vez más en duda.

Ahora un estudio de la climatóloga Judith Curry y el matemático Nic Lewis, publicado en Climate Dynamics, ha utilizado los datos del último informe del IPCC dándolos por buenos para estimar cuál es la sensibilidad climática. Es decir, emplea los datos de temperatura, forzamientos externos (CO2, aerosoles, etc.), los márgenes de incertidumbre y hasta el calor que absorben los océanos según el último gran informe del organismo de la ONU sin tocar una coma. Y les da una sensibilidad climática de 1,64ºC. Casi idéntica a la de Callendar, publicada en 1938.

Estos resultados son un nuevo golpe a los modelos y previsiones más catastrofistas del IPCC. Por otro lado, al basarse en los datos y no en los modelos, cuanto más dure la meseta en la que llevan dieciocho años las temperaturas más baja será la sensibilidad calculada según los métodos de Curry y Lewis. De ser sus previsiones acertadas, la humanidad tendría mucho más tiempo para adaptarse y desarrollar nuevas formas de energía.

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