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Hallan un nuevo tipo de célula clave para la creación de órganos

Investigadores españoles han participado en un estudio que abre la puerta al desarrollo de órganos de reemplazo.

Investigadores españoles han participado en una investigación que supone un paso más en la creación de órganos de reemplazo. El estudio, publicado en Nature, ha sido liderado por el científico español Juan Carlos Izpisúa-Belmonte, del Salk Institute de La Jolla, en California. También han participado profesionales de la Clínica Cemtro de madrid, el Hospital Clínic de Barcelona y la Universidad Católica de Murcia.

Los investigadores han hallado un nuevo tipo de células madre pluripotentes, es decir, capaces de transformarse en cualquier tejido, cuyo desarrollo puede dar lugar al autotransplante de órganos e injertos de tejido sin posibilidad de rechazo.

El descubrimiento "puede suponer un importante avance para el futuro del conocimiento y de la medicina", señala el profesor Pedro Guillén, jefe de Traumatología de la Clínica CEMTRO, Decano de la Facultad de Medicina y catedrático de Traumatología de la UCAM y que ha participado en el estudio.

El problema del uso de las células madre pluripotentes que se conocían hasta ahora es que "no eran fáciles de reconocer en el laboratorio, ya que no sabíamos el grado de diferenciación ni su potencialidad para producir diferentes tipos de células", según el profesor. La razón es que "incluso entre estas células hay diferentes estadios de maduración que determinan hacia qué tipos de tejidos se diferenciarán después".

El hallazgo "constituye una herramienta futura para la regeneración de órganos y tejidos en el campo de la ingeniería tisular y la medicina regenerativa", ha indicado, antes de explicar que hasta ahora la investigación se centraba en las células madre adultas, "con las cuales no obteníamos los órganos".

Los investigadores centraron su investigación en la localización de las células madre pluripotentes inducidas (IPS) en el embrión y no tanto en su estadio temporal. Por eso desarrollaron un cóctel de señales químicas, para que células madre embrionarias humanas se identificaran en el embrión de ratón.

Las células iniciaron el proceso de diferenciación a tejidos y órganos específicos en una placa de laboratorio. Para evitar problemas éticos los investigadores aclararon que los experimentos se habían llevado a cabo con embriones inviables.

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