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Un escéptico y un alarmista demuestran que se ha inflado el calentamiento global en EEUU

Alrededor de un tercio del aumento de temperaturas medido entre 1979 y 2008 sería fruto de malas mediciones y correcciones erróneas.

Alrededor de un tercio del aumento de temperaturas medido entre 1979 y 2008 sería fruto de malas mediciones y correcciones erróneas.
Aunque no tanto como este termómetro de Alcalá de Henares, el registro de temperaturas habría exagerado el calentamiento. | Flickr/CC/Daniel Rocal

Un estudio dirigido por el escéptico Anthony Watts en el que ha participado el climatólogo alarmista John Nielsen-Gammon concluye que un tercio del calentamiento medido en los Estados Unidos durante los últimos 30 años es producto de una mezcla de termómetros que no cumplen las normas mínimas de calidad y unas correcciones erróneas para tratar ese problema. Así, entre 1979 y 2008 el aumento de temperaturas en EEUU no habría sido de 0,324ºC por década sino de 0,204ºC.

Durante años, Anthony Watts ha coordinado a través de su blog a un grupo de voluntarios que ha documentado la situación real de las 1.200 estaciones meteorológicas oficiales que usa la NOAA (la agencia meteorológica estadounidense) para medir las temperaturas, fotografiándolas y clasificándolas según los niveles de calidad. Estos instrumentos no se pensaron para medir temperaturas de forma coherente durante décadas, de modo que han sufrido cambios tecnológicos y, sobre todo, ambientales: en muchos casos la ciudad ha crecido a su alrededor y se ha asfaltado y construido cerca y a veces hasta se han puesto salidas de aire acondicionado justo a su lado. A finales de los años 80, por ejemplo, estos dispositivos se electrificaron, y como consecuencia muchos se situaron más cerca de los edificios colindantes, que es de donde salían los cables. Todos estos cambios, unidos al efecto conocido como isla de calor urbana, conspiran para aumentar la temperaturas a lo largo de los años aun si la temperatura real se hubiera mantenido constante.

Todos los registros de temperaturas empleados por los climatólogos emplean diversas técnicas para intentar contrarrestar estos sesgos. No son datos en bruto, por tanto, sino alterados matemáticamente. Ese proceso ha sido repetidamente criticado por escépticos, que consideran que no sólo no es correcto, sino que está sesgado, como demostraría el hecho de que las correcciones que se le realizan casi siempre apuntan a unas temperaturas actuales más altas y unas temperaturas pasadas más bajas.

Lo que hace el estudio de Watts es mucho más sencillo: simplemente conserva las estaciones meteorológicas que cumplen con las restricciones impuestas por la propia NOAA para ser consideradas como de clase I y II y descarta aquellas que sólo entrarían dentro de las clases III, IV y V. El periodo estudiado ha sido escogido porque en 1979 se lanzaron los satélites que miden las temperaturas de la atmósfera a una altura de 4 kilómetros de media y que no sufren los problemas de las medidas de tierra.

Las conclusiones de este estudio, de hecho, solucionarían la incoherencia entre las mediciones de temperatura y las predicciones de la teoría del calentamiento global. Según la teoría, la temperatura debería haber aumentado más a la altura que miden los satélites que en la superficie. Sin embargo, los registros de superficie dan desde 1979 un incremento de temperaturas mayor que los satélites. Con estas correcciones, el registro de EEUU sería aproximadamente un 10% menor que los datos ofrecidos por los satélites, acercando así la medición a la teoría.

No obstante, este estudio se limita sólo a temperaturas de tierra y sólo a Estados Unidos. Pese a la paletada de millones que se ha dedicado al estudio del cambio climático, no existe ningún proyecto similar a nivel mundial que intente evaluar la calidad de las estaciones meteorológicas repartidas por el resto del mundo. Parece ser más importante dedicar dinero a construir modelos climáticos basados en unos registros de temperatura posiblemente erróneos.

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