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Daniel Zajfman, presidente del Weizmann Institute: "El BDS es un error y es antisemitismo"

Poco después de que en una universidad española se boicotease a un israelí una de las grandes personalidades científicas israelíes pasó por España.

Poco después de que en una universidad española se boicotease a un israelí una de las grandes personalidades científicas israelíes pasó por España.
Zajfman en un momento de la entrevista | C.Jordá

El Weizmann Institute of Science (WIS) es la institución científica más importante de Israel y una de las más relevantes del mundo: desde que fue fundado en 1934 ha logrado algunos de los grandes avances científicos de su país y éxitos como tres premios Nobel y otros tantos premios Turing, considerados los premios más importantes del mundo en el campo de las Ciencias de la Computación.

Su presidente actual es el profesor Daniel Zajfman, un prestigioso científico –que habla de su carrera con un deje de melancolía: "Cuando yo era científico…"- que ha estado esta semana de visita en España y se ha reunido con un pequeño grupo de periodistas para explicar cómo funciona la institución que preside y cuáles son los secretos de su éxito.

Ciencia pura

Zajfman explica que la institución que dirige se dedica a la ciencia pura y nos habla con una sonrisa de "investigación dirigida por la curiosidad". Llamativamente -o no- el Weizmann Institute no tiene un plan de investigación general, sino que se limita a contratar a los científicos más interesantes: "En lugar de preocuparnos de cuáles son los campos más interesantes de la ciencia tratamos de encontrar a los individuos más excepcionales, porque los grandes descubrimientos siempre los hacen las personas excepcionales".

Una vez encontrados esos científicos excepcionales el plan es sencillo: "Les dejamos completa libertad para investigar y les damos los medios". Sin presiones, sin problemas de rentabilidad y sin plazos: "Somos gente paciente", explica.

Una paciencia que da sus frutos, aunque sea a largo plazo: "Algunos de los últimos avances en terapias contra el cáncer se basan en investigaciones que empezaron en el Weizmann Institute en 1982", una aplicación de la que el propio investigador en aquel momento "no tenía ni la más mínima idea".

En resumen, un canto a la ciencia pura financiada generosamente, pero que también tiene una faceta rentable: el Weizmann Institute creó Yeda, una compañía para gestionar la propiedad intelectual de las patentes que se generan en la institución y que, aunque pueda ser con décadas de retraso, llegan a suponer millonarios ingresos, actualmente de hecho con ellos se cubre el 25% del presupuesto del instituto, que por cierto es de unos 350 millones de euros al año.

En cualquier caso, esa rentabilidad no es algo que se busque sino algo que sucede sin más y que, eso sí, es gestionado oportunamente por Yeda con un modelo muy claro: nunca entra en la administración de una empresa ni crea nuevas compañías –"crear un producto a partir de la ciencia es otra cosa, nosotros somos científicos"- y no cobra nada hasta que un producto está en el mercado generando beneficios. Por otro lado, se retiene la propiedad intelectual: si el proyecto fracasa, el WIS la recupera y puede licenciarla a otras empresas.

El nuevo significado de BDS

Aunque cuando se produce el encuentro de Daniel Zajfman con los medios españoles aún no había saltado a la prensa el caso del profesor israelí boicoteado en una universidad madrileña, resultaba imposible no preguntarle por su opinión y, sobre todo, por si les está afectando ese movimiento BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) que también carga contra las universidades israelíes.

Zajfman asegura que no han notado ningún efecto del boicot, "más bien al contrario: cada día hay más visitantes foráneos y más universidades interesadas". Además, el científico rechaza de plano que la ciencia sea el ámbito para ese tipo de cuestiones políticas: "Yo tengo otra definición para BDS: Construyendo Diálogo con la Ciencia –en inglés Building Dialogue through Science- porque cuando algo se plantea desde el punto de vista científico lo que es válido en Israel también lo es en Irán".

Así, se muestra convencido de que "el boicot académico es la herramienta más equivocada para hacer política, porque la ciencia es casi lo único que puede y debe mantenerse al margen de la política".

"Además –recalca- y esto es una opinión personal, la mayor parte de lo que hay detrás del BDS es puro antisemitismo, y creo que debería ser prohibido desde el punto de vista legal".

El valor de las personas

Zajfman es un entusiasta del valor del capital humano, y es algo en lo que incide en varios momentos durante la conversación: "Los países más ricos del mundo no son los que tienen más recursos naturales, sino los que invierten en capital humano".

Por eso es tan importante la educación –la educación científica es uno de los asuntos a los que el WI dedica mayores esfuerzos si bien la relación entre educación en sus fases regladas y la posterior brillantez de la investigación científica no es tan directa como parece: "Los rankings como Pisa tampoco son la panacea" y, de hecho, el sistema israelí no es especialmente puntero y luego los resultados científicos sí son brillantes.

"Los sistemas educativos no se pueden transplantar sin más de un país a otro, eso no funciona", nos explica recalcando que lo que sí debe tenerse en todos los lados es la consideración social que la ciencia y los científicos merecen. Para ilustrarlo nos cuenta la anécdota de un científico que presentando un proyecto para el Pentágono admitió que su estudio no iba a aportar mucho a la defensa nacional, pero sí una nación que defender: "La ciencia nos da algo que defender, una sociedad es su literatura, su música, su conocimiento… los seres humanos".

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