Científicos de la Universidad de Exeter se han embarcado en sus primeros pasos para intentar explorar el potencial clima del exoplaneta, conocido como Próxima B. Los primeros estudios han sugerido que el planeta está en la zona habitable de su estrella Próxima Centauri, la región donde, dada una atmósfera similar a la Tierra y una estructura adecuada, recibiría la cantidad correcta de luz para albergar agua líquida en su superficie.
Ahora, el equipo de expertos en astrofísica y meteorología ha emprendido nuevas investigaciones para explorar el potencial clima del planeta, hacia el objetivo a más largo plazo de revelar si tiene potencial para sustentar vida. Utilizando el modelo unificado Met Office Unified Model, que se ha empleado para estudiar el clima de la Tierra durante varias décadas, el equipo simuló el clima de Próxima B si tuviera una composición atmosférica similar a nuestra propia Tierra.
El equipo también exploró una atmósfera mucho más simple, que comprende nitrógeno con trazas de dióxido de carbono, así como variaciones de la órbita de los planetas, lo que les permitió comparar y ampliar estudios anteriores. Esencialmente, los resultados de las simulaciones mostraron que Próxima B podría tener el potencial de ser habitable y podría existir en un régimen climático notablemente estable.
Sin embargo, los investigadores –cuyo trabajo se revela en un artículo que se publica este martes en la revista Astronomy & Astrophyics– reconocen que queda mucho más trabajo por hacer para entender realmente si este planeta puede apoyar o de hecho alberga la vida de alguna forma.
El doctor Ian Boutle, autor principal del artículo, explica: "Nuestro equipo de investigación examinó una serie de escenarios diferentes de la probable configuración orbital del planeta usando un conjunto de simulaciones, así como examinar cómo se comportaría el clima si el planeta estuviera bloqueado gravitacionalmente (donde un día tiene la misma longitud que un año). También observamos cómo una órbita similar a Mercurio, que gira tres veces sobre su eje para cada dos órbitas alrededor del sol (resonancia 3:2), afectaría el entorno".
"Una de las principales características que distingue a este planeta de la Tierra es que la luz de su estrella está principalmente en el infrarrojo cercano. Estas frecuencias de luz interactúan mucho más fuertemente con el agua de vapor y dióxido de carbono en la atmósfera que afecta al clima que emerge en nuestro modelo", subraya.
Usando el software de Met Office, el modelo unificado, el equipo encontró que las configuraciones de resonancia tridimensional y 3:2 se dan en regiones del planeta capaces de albergar agua líquida. Sin embargo, el ejemplo de resonancia 3:2 resultó en áreas más sustanciales del planeta que caían dentro de este intervalo de temperaturas. Además, detectaron que la expectativa de una órbita excéntrica podría conducir a un mayor aumento en la "habitabilidad" de este mundo.
El doctor Nathan Mayne, responsable científico del modelado de exoplanetas en la Universidad de Exeter y autor del artículo, añade: "Con el proyecto que tenemos en Exeter estamos tratando no sólo de comprender la diversidad algo desconcertante de los exoplanetas que se están descubriendo, sino que esperamos mejorar nuestra comprensión de nuestro propio clima y cómo evolucionará".